sábado, 13 de abril de 2013

CURSO DE LITERATURA CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA (1)


LA LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
TEXTOS DE INTRODUCCIÓN

 

"Magnífica definición la que Antonio Machado dio de la poesía --más mirando a la suya que a la ajena--: "Lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con voz propia, en respuesta al contacto del mundo." Precisamente lo que hizo que él se apartara en seguida de Rubén fue creer que éste buscaba nada más el colorido, la sensación, la sonoridad, el tema exótico, cuando él creía nada más que "en la honda palpitación del espíritu", desnuda en la más desnuda expresividad (...). Y él lo confiesa: "Me siento algo en desacuerdo con los poetas del día. Ellos propenden a una destemporalización de la lírica, no sólo por el desuso de los artificios del ritmo sino, sobre todo, por el empleo de las imágenes en función más conceptual que emotiva."

                                        (Nota preliminar firmada por F. S. M. a
                                        Poesías escogidas de A.    Machado, Aguilar, Madrid, 1958)

 

"Eran jóvenes que irrumpieron en el mundo literario español(...) con una proclamada conciencia innovadora y con un gran bagaje intelectual que no procedía sólo de la pasión autodidacta por la lectura sino también de la formación recibida en las aulas universitarias y del contacto con los círculos culturalmente más dinámicos del momento. Familiarizados con los clásicos españoles, tan valorados por noventayochistas e institucionistas, y con la poesía del "Fin de siglo" francés, realzada por la obra de Juan Ramón Jiménez, padre espiritual de todos ellos, muchos de estos jóvenes llegarán a ser también verdaderos profesionales de la docencia y de la crítica literaria. Tal es el caso de los llamados "poetas-profesores", entre los que se cuentan, entre otros, Salinas, Guillén, Dámaso Alonso y Gerardo Diego."             
                           

                                R. Reyes Cano (Sevilla en la Generación del 27)

 

 "En cuanto a las promociones que han ido sucediéndose, cabría distinguir la que aparecía alrededor de 1935, es decir, poco antes de la guerra civil, alcanza su madurez en la década siguiente, y la que hacia 1945, o sea, al fin de la guerra mundial, acusa el influjo de la atroz crisis espiritual del momento, para evolucionar más tarde hacia lo que constituirá la nota más significativa de una tercera promoción en la década de 1950: el afán de realismo y el interés por el destino de la colectividad. Generalizando mucho, podríamos asignar un tono de serena confianza a la primera, de sombrío desasosiego a la segunda, y de áspera protesta, matizada de esperanza, a la tercera."

                                           J. García López (Historia de la Literatura)






 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
GENERACIÓN DEL 98 Y  MODERNISMO (1)
 
La Generación del 98 está formada por un grupo de escritores intelectuales nacidos entre 1860 y 1875 que tienen en común preocupaciones filosóficas, éticas y literarias cuya aspiración máxima es lograr la regeneración de España, y sienten profundamente la crisis nacional producida por el desastre del 98 en el que se perdieron las colonias de Ultramar. Adoptan como sistema de pensamiento el existencialismo y lo que éste conlleva: la angustia vital, la intuición o la voluntad de vivir y en el plano literario reaccionan contra el realismo y  naturalismo anteriores. Entre sus máximos representantes destacan Antonio Machado, Miguel de Unamuno o Pío Baroja.
El Modernismo, que es tanto una actitud de vida como un movimiento literario, representa una reacción contra el prosaísmo del mundo burgués, y sus miembros, cuyo mayor exponente es Rubén Darío, proponen como postulado esencial la exaltación de la belleza.
Siguiendo a Pedro Salinas, la Generación del 98 es un movimiento sobre todo español, analiza la realidad nacional y escribe una literatura de la vida preferentemente. Mientras que el Modernismo es cosmopolita, sintetiza elementos románticos, simbolistas y parnasianos y rinde culto al arte y los sentidos.
Los escritores de la Generación del 98 cultivan prácticamente todos los géneros literarios, desde el ensayo hasta la poesía, pasando por la novela y el teatro. Mientras que los representantes del Modernismo se inclinan por el cultivo de una poesía llena de musicalidad, elementos sensoriales, escapismo hacia lugares exóticos o referencias mitológicas


 
 
 
Miguel de Unamuno (1864-1936) nació en Bilbao. Estudió Filosofía y Letras en Madrid. Fue catedrático de Griego y rector de la Universidad de Salamanca, ciudad donde residió hasta su muerte. Por sus ideas políticas fue desterrado a Fuerteventura por la Dictadura de Primo de Rivera. Recorrió España de cabo a rabo y viajó también por Italia, Suiza y Portugal.
 
Fue un gran poeta  como demostró, por ejemplo, con El Cristo de Velázquez y destacó también en la novela, entre cuyos ejemplos más importantes sobresalen San Manuel Bueno, mártir, que narra el problema de fe que tiene un cura de pueblo al que sus feligreses consideran un santo, o Niebla, a la que llamó el autor “nivola” y cuyo protagonista Augusto Pérez es el otro yo de Unamuno, el cual, ante la angustia que le produce saber que el novelista ha decido darle muerte, se rebela contra él y le dice:
“Pues bien, mi señor creador don Miguel, también usted se morirá, también usted, y se               volverá a la nada de la que salió. ¡Dios dejará de soñarle! Se morirá usted, sí, se morirá aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos, sin dejar uno. ¡Entes de ficción como yo, lo mismo que yo.”
Asimismo escribió un teatro esquemático y esencial (Fedra) y numerosos libros de ensayos en los que expresa con profundidad sus ideas sobre la raza, la inmortalidad, el sentimiento trágico de la vida o la existencia de Dios. Y también sus impresiones sobre el paisaje castellano intemporal (Andanzas y visiones españolas), artículos de crítica literaria (Vida de Don Quijote y Sancho), o  puramente filosóficos, como en La agonía del cristianismo..
 
Su estilo es fuerte, atrevido, lírico a veces, áspero otras, dramático en ocasiones, pero siempre llamativo, un estilo de los que no caen en saco roto. Además su expresión está llena de paradojas, ironías, con resonancias etimológicas y palabras terruñeras, castizas.


 
José Martínez Ruiz “Azorín” (1874-1967) nació en Monóvar (Alicante). Cursó Derecho en Valencia, Granada y Salamanca. Se trasladó a Madrid, donde  trabajó de periodista.. Fue miembro de la R.A.E. y al llegar la guerra civil se marchó a  Francia. Transcurrida la contienda, regresó a Madrid, donde permanecería hasta su muerte.
 
Hizo incursiones en la novela ( por ejemplo, La voluntad), el teatro de tipo fantástico (caso de Brandy, mucho brandy) y el ensayo, género en el que destacó con obras como Castilla, donde presenta temas comunes a otros compañeros de la Generación del 98, como la relación España-Europa, la idea de intrahistoria,  la del eterno retorno o la del paso inexorable del tiempo, que lo destruye todo. O La ruta del don Quijote, en la que el autor explica sus viajes por la Mancha, visitando en especial los lugares que sirven de marco a la obra de Cervantes.
 
 
Antonio Machado (1875-1939) nació en Sevilla. Estudió en Madrid en la Institución Libre de Enseñanza. Viajó a París, donde conoció a Rubén Darío. Fue catedrático de francés en Soria; allí conoció a Leonor Izquierdo y se casó con ella; pero la muerte de su esposa sumió al poeta en un dolor profundo. Luego enseñó en Baeza, Segovia y Madrid. Republicano, al estallar la guerra civil, huyó a Valencia, después a Barcelona y, finalmente, a Collioure, donde murió a poco de llegar.
 
Escribió abundante obra en prosa, de la que destaca Juan de Mairena, que trata temas de carácter literario y filosófico. También, en colaboración con su hermano Manuel, escribió teatro, uno de cuyos títulos más representativos es: La Lola se va a los puertos, donde su protagonista, una agraciada bailaora, representa el alma popular española, eligiendo como marido a su guitarrista en vez de los señoritos que la cortejaban.
Pero es en la poesía donde se consagró. Su primer libro, Soledades, contiene rasgos modernistas, así como el simbolismo del paso del tiempo, el amor, el agua, la tarde o los caminos..., que se repetirán después. En muchos de sus poemas aparecen la tristeza, la monotonía o el canto de lo cotidiano y de las pequeñas cosas, que son motivos constantes en su poesía.
Después apareció Campos de Castilla, su mejor obra, en la que se muestra, como sus compañeros de Generación, preocupado por el tema de España,  a la vez que canta el paisaje castellano, como en el apartado Campos de Soria o expresa su experiencia amorosa con Leonor, su joven esposa, que moriría al poco tiempo de casarse.
El siguiente libro, Nuevas canciones, expresa, adoptando las formas breves de la lírica tradicional española, los más profundos pensamientos con la menor sonoridad posible: temores, deseos, sentencias y reflexiones sobre la existencia humana.
Cierran su producción poética un Cancionero apócrifo, del poeta filósofo Abel Martín inventado por él, y Poesías de guerra, entre las que destaca la emotiva elegía al asesinato del poeta Federico García Lorca.
Más que los temas (el paso del tiempo, los recuerdos personales, el amor, el paisaje castellano, España...) lo que importa en Machado es la emoción profunda y austera que impregna su expresión. Sus versos, sentidos y sobrios, son muchos asonantados y octosílabos, aunque también emplea las combinaciones de heptasílabos y endecasílabos, los endecasílabos de sus sonetos y en ocasiones los alejandrinos. Además de los citados sonetos, sus estrofas más corrientes son las coplas, los romances y las silvas arromanzadas. Mucha de la poesía contemporánea española se siente hereditaria de la de Antonio Machado por su austera y sincera humildad y sencillez de forma métrica.


 
 


 
Lecturas y actividades
 
1. Lee los siguientes fragmentos de Unamuno (perteneciente a Andanzas y visiones españolas) y Azorín (incluido en Castilla), y contesta las preguntas:


 

1.
“Y esta torre y otras torres nos meten al ánimo el ansia tormentosa de decir lo indecible, de dejar en la alada palabra que vuela sonora, y pasa, y se pierde, lo que no pasa ni se pierde: la visión que queda. Decir lo que se ve y decirlo de modo que se vea oyéndolo; ver lo que se oye: he aquí todo el secreto del Arte. El Arte hace ver a los ciegos –y lo son muchos que espejan con los ojos en la mente lo que tienen delante--, y les hace ver con la palabra; el Arte hace oír a los sordos –y lo son muchos que resuenan con los oídos lo que les suena en su derredor--, y les hace oír con la visión reproducida. Un poema da vista al ciego; un cuadro da oído al sordo. El Arte funde los sentidos, descendiendo a lo que los une a su común cimiento, y ascendiendo a lo que los une también coronándolos.
Mi torre de Monterrey (...), la que llevo en el cristal de la mente como una visión que, espejada en un lago, al cristalizarse éste, quédase por encantada magia en él para siempre, esta mi torre me dice que quien se dice queda para siempre también. No te importe, alma mía, lo que digas si te dices. ¿Es que eres más que una frase del pensamiento de Dios?”
 
2.
“¿Qué es Castilla? ¿Qué nos dice Castilla? Castilla: una larga tapia blanca que en los aledaños del pueblo forma el corral de un viejo caserón; hay una puerta desmesurada. ¿Va a salir por ella un caballero amojamado, alto, con barbilla puntiaguda y ojos hundidos y ensoñadores? Los sembrados se extienden verdes hacia lo lejos y se pierden en el horizonte azul. Canta una alondra; baja su canto hasta el caballero, y es como un himno --¡tan sutil!—del amor y de lo fugaz. Castilla: el cuartito en que murió Quevedo, allá en Villanueva de los Infantes; una vieja, vestida de negro, nos lo enseña y suspira.  Pensamos si suspira todavía. Todavía, porque ésta es la misma viejecita que tenía piadosamente una vela encendida en tanto que a don Francisco le estaban poniendo en pies y manos los sagrados aceites. Castilla: en León, en un mediodía de primavera, hemos dejado la ciudad y hemos salido al campo, y ya en el campo, caminando por este camino bordeado de enhiestos chopos –cuyas hojas tembletean—nos hemos detenido y nos hemos sentado en una piedra. ¡Minutos de serenidad inefable, en que la historia se conjunta con la radiante Naturaleza! A lo lejos se destacan las torres de la catedral; una campana suena; torna el silencio. Los siglos han creado todas esas maravillas artísticas; ante nosotros, átomos en la eternidad, se abren arcanos e insondables los tiempos venideros. ¿Qué hombre estará sentado en esta piedra, aspirando la paz y la luminosidad de la mañana, dentro de trescientos, de quinientos años? ”
 
 
a)                 ¿En cuántas partes puede dividirse el texto de Unamuno? Anota la idea principal de cada una de ellas.
b)                ¿En qué reside el secreto del Arte y cuáles son sus poderes?
c)                 ¿Cuál es la verdadera torre de Monterrey para Unamuno, la real y física o la ideal?
d)                ¿Qué afinidad existe entre la última oración del fragmento y las palabras que le dirige Augusto Pérez a Unamuno en Niebla?
e)                 Resume brevemente el contenido del texto de “Azorín”
f)                 En dicho texto aparecen dos referencias literarias. Coméntalas.
g)                Explica las metáforas con que el autor identifica a Castilla.
h)                Comenta la persona y el punto de vista de los narradores de los dos textos.



       
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 TEXTO COMENTADO
        POEMA DE ANTONIO MACHADO
 


"¿Por qué, decidme, hacia los altos llanos
huye mi corazón de esta ribera,
y en tierra labradora y marinera
suspiro por los yermos castellanos?
Nadie elige su amor. Llevóme un día    5
mi destino a los grises calvijares
donde ahuyenta al caer la nieve fría
las sombras de los muertos encinares.
De aquel trozo de España, alto y roquero,
hoy traigo a ti, Guadalquivir florido,    10
una mata del áspero romero.
Mi corazón está donde ha nacido,
no a la vida, al amor, cerca del Duero...
¡El muro blanco y el ciprés erguido!"
 


 

SITUACIÓN

Antonio Machado en Campos de Castilla incorpora los tres grandes temas de la Generación del 98: la preocupación histórica, el paisaje y el amor. Aquí aparecen los dos paisajes del poeta: el de su tierra natal, Andalucía, y el de Soria, donde se enamoró. El texto es el segundo soneto del grupo titulado Los sueños dialogados .

 

 

CONTENIDO

El poeta añora la meseta castellana en su tierra natal. El destino un día lo llevó a Soria para sentir el amor como nunca. De ahí que lleve a su Guadalquivir florido una mata de romero de las tierras sorianas. Confiesa que su corazón está donde conoció a su mujer y donde yacen sus restos. El contenido queda distribuido así: en la 1ª estrofa el poeta añora en su tierra natal los yermos castellanos; en la 2ª, el destino le lleva un día a enamorarse allí; en la 3ª, el poeta trae al Guadalquivir florido una mata de romero soriano; y en la 4ª, su corazón se encuentra donde conoció el amor y lo perdió.

 

  ANÁLISIS

Es un soneto poco común (cuarteto, serventesio, terceto, terceto); así que su esquema métrico es 11A 11B  11B  11A;  11C 11D 11C 11D; 11E 11F 11E;  11F 11E 11F. Los encabalgamientos se dan en los ocho primeros versos (el serventesio todo él es un encabalgamiento). Respecto de los recursos expresivos más destacables, el cuarteto constituye una interrogación retórica (afirma que su corazón huye de su tierra natal a la desnuda meseta castellana). El "huye" intensifica su nostalgia y constituye una personificación ("huye mi corazón"). En "Nadie elige su amor" el amor es una metáfora del destino.  Con sendas perífrasis se alude a los dos paisajes queridos por el poeta (Andalucía: esta ribera, tierra labradora y marinera; Soria: altos llanos, yermos castellanos, grises calvijares, nieve fría, encinares, aquel trozo de España alto y roquero...). En los tercetos leemos por fin  los nombres de los ríos de ambos paisajes. Léxico de Machado: altos llanos, mi corazón, tierra labradora, grises calvijares, nieve fría, sombras, muertos encinares, romero...; en "Mi corazón está donde ha nacido, no a la vida, al amor, cerca del Duero" se resume el tema y la afirmación-negación es un prodigio de asíndeton. Finalmente, los puntos suspensivos del verso 13 preparan la emoción expresada en el último verso, "¡El muro blanco y el ciprés erguido!", sentida metáfora que alude al cementerio soriano donde yace su joven esposa Leonor.

 

CONCLUSIÓN

Se trata, en resumen, de un soneto donde expresa Machado su amor por las tierras sorianas donde, ya mayor,  nació al amor y a la vida al conocer a la mujer que sería su esposa en una tierra y un paisaje, el de la meseta regada por el Duero, que siempre estaría presente en su poesía, pese a que allí también sufriera la terrible desaparición de su mujer. El amor y el paisaje, dos temas del  98, aparecen, pues en el poema que acabamos de analizar.


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