lunes, 24 de febrero de 2014

DÍPTICO EN LISBOA





1.

Hay dos cuerpos
desnudos sobre el lecho, relajados,
sin prisa, sin un ruido, sin los coches
rodando por la rauda Liberdade.
Nada es peor que los recuerdos cuando
vive el corazón su amor. ¿A qué volver
la vista a la memoria
si aún espera la mujer de siempre
a quitarse los velos que la velan?


2.

La gloria cotidiana de Lisboa
no es el fado con su guitarra ciega
de vino y amargura, no la historia
de los Panteones y los estilos
de sus igrejas viejas, no la estatua
de bronce de sus praças.
La gloria cotidiana de Lisboa
es la mezcla inviolable en una Rua
de un palacio y las ruinas de una casa,
es la antítesis entre una mesa llena de marisco
y una acera que sirve de vivienda
a un mendigo con un muñón al aire
que come sólo el aire de su olvido.

miércoles, 12 de febrero de 2014

VARIACIONES DE UN TEMA MARINO










 I.
                (Recuerdo de Jack London)

La goleta navegaba sola,
no había necesidad de tirar de velas ni de jarcias,
y los marineros se pasaban horas
mirando a los peces voladores,
al pozo amarillo de la luna
y a la espuma de plata que estallaba en la proa.
Comían carne de delfín
entre aromas de algas cocinadas…
La navegación
era como una estancia en el paraíso de los marineros
que tenían en los ojos anclada la pasión,
la adoración por aquella repentina serenidad,
iban por la cubierta como sonámbulos
y evitaban dormir
para no perderse la belleza de las noches,
estuches donde brillaba el barniz del mar
y en la tapa la gema dorada de la luna,
y caja de resonancia para el susurro
del agua que la proa abría en dos.
Ese sonido les traía a la memoria
el murmullo de las fuentes de sus ciudades
y les hacía olvidar el lugar donde estaban…

domingo, 2 de febrero de 2014

ADIÓS A FÉLIX GRANDE





Recién inaugurado febrero, entre la lluvia, el sol y el frío, acudo al recuerdo del poeta extremeño Félix Grande, nacido en Mérida en 1937 y fallecido hace unos días en Madrid. Aún huele a tinta fresca su último poemario, Libro de familia, donde aparece su infancia, la posguerra, su madre, su mujer, la música de Bach, el flamenco, César Vallejo y Antonio Machado, entre otras referencias. Había obtenido los premios Adonais (en 1963 con Las piedras) o el Premio Nacional de Poesía (con Las rubáiyátas de Horacio Martín), entre otros. Ahora que el golpetazo de la muerte aún resuena, no puedo dejar de tener muy presentes los versos de su Poética referidos precisamente a cantar la vida:

“Tal como están las cosas
tal como va la herida
puede venir el fin
desde cualquier lugar
Pero caeré diciendo
que era buena la vida
y que valía la pena
vivir y reventar
Puedo morir de insomnio
de angustia o de terror
o de cirrosis o de
soledad o de pena
Pero hasta el mismo fin
me durará el fervor
que moriré diciendo
que la vida era buena
Puedo quedar sin casa
sin gente sin visita
descalzo y sin mendrugo
ni nada en mi alacena
Sospecho que mi vida
será así y está escrita
Pero caeré diciendo
que la vida era buena
Puede matarme el asco
la vergüenza o el tedio
o la venal tortura
o una bomba homicida
ni este mundo ni yo
tenemos ya remedio
Pero caeré diciendo
que era buena la vida
Tal como están las cosas
mi corazón se llena
de puertas que se cierran
por cansancio o temor
pero caeré diciendo
que la vida era buena:
la quiero para siempre
con muchísimo amor.”

La dura vida amada, añado yo.