miércoles, 22 de febrero de 2012

MARTÍ I POL EN CASTELLANO

Y concluimos hoy esta Antología esencial de Martí i Pol en castellano aludiendo a sus últimos libros.


SUITE DE PARLA (1991)

En 1991 Martí i Pol obtuvo el “Premio de Honor de las Letras Catalanas” y publicó el poemario que nos ocupa, escrito casi en su totalidad en el pueblo ampurdanés del mismo nombre, durante una estancia en casa del cantautor Lluís Llac. Aquí incluimos un poema en el que el juego de vivir se hace necesario para no perder el recuerdo de la amada, que es el hilo que lo sigue atando a la vida.


Juego a vivir nada más, porque tengo miedo
de romper este embrujo con cualquier
gesto insólito, con cualquier palabra
que no se adapte como otra piel
a la piel suavísima del tiempo.
La tarde es un adagio. Bien solo
en el corazón de la dicha,
escucho la remota sinfonía del mar
en la concha de tu recuerdo
que siempre me acompaña,
y sólo juego a vivir para no perderte.





DESPRÉS DE TOT (2002)

Para terminar esta breve Antología, escogemos del presente libro un poema cuyo significado nos remite al fin cercano del poeta y a su convicción de que ya forma parte del ejército de los derrotados, en un equilibrio difícil de mantener. Sólo le queda hablar consigo mismo y recordarse cuando era un niño envuelto por juegos y aventuras. Pese a todo, y dentro de la expresión contenida de Martí i Pol, no vemos llantos innecesarios sino serena resignación ante el destino que le aguarda.

Callejón sin salida
Instalado en un frágil equilibrio,
receloso y con miedo, deshago propósitos
y formo con los vencidos.
Algún recurso debe haber con tal
de describir la ausencia de la ausencia
y dialogar con los dioses y los hombres.
Ahora sólo hablo conmigo mismo
y recuerdo de cuando hace sesenta años
jugábamos al escondite y yo paraba.




BIBLIOGRAFÍA

M. MARTÍ I POL-- Autobiografia, Barcelona, Empúries, 1984
-- Llibre d’absències,Barcelona, Empúries, 1984
--100 pàgines triades per mi, Barcelona, Ediciones La campana, 1987
--Els bells camins, Sant Boi de Llobregat, Llibres del Mall, 1987
--Temps d’interluni, M. M. i Pol, Barcelona, Ediciones 62, 1990
Antología poética, Barcelona, Proa, 1982.
M. MARTÍ I POL--Obra poética / 1 (1948-1971), Barcelona, Ediciones 62, 1989
--Obra poética / 2 (1972-1980), Barcelona, Ediciones 62, 1990
M. MARTÍ I POL--Selecció de poemes, Generalitat de Catalunya,
Departament d’Ensenyament, 1999
Avui, (dimecres, 12 de noviembre del 2003)

miércoles, 15 de febrero de 2012

MARTÍ I POL EN CASTELLANO


De 1987 a 1990
ELS BELLS CAMINS (1987)

En 1987 Miquel Martí i Pol recibe el “Premio Salvador Espriu”, es profesor convidado a la Universidad de Bristol y publica el presente poemario. En él trata el poeta el paso del tiempo como un pretexto para el propio autoanálisis. Incluimos aquí dos poemas donde el poeta proyecta sus vivencias, deseos, recuerdos, ideas en un marco temporal que a veces se refiere al pasado y otras al presente o a lo que tenga que venir.
De pronto la poesía ha pasado de ser discursiva a ser reflexiva y meditada. Los poemas recogidos contienen varias notas comunes: el crepúsculo, el silencio, la sencillez y la brevedad de todo lo que rodea al poeta. Lo que les diferencia es el final: en Geranios el poeta contempla la belleza de la amada, mientras que en Paisaje encendido expresa su convicción de que al volverse a ver con su ella, “toda la quietud será paisaje encendido / reducto de designios y esperanzas”.



Geranios

Pronto será oscuro. Me parecen
más lentas las horas y, en silencio,
hago otra vez el viejo recorrido
de mí a mí mismo.
¡Qué poco espacio
necesitamos para vivir y para comprender!
Ahora todo es sencillo,
y en el aire de cristal tintinean las palabras
y su resonancia me embruja.
Para pensarte no cierro los ojos,
contemplo la belleza
armoniosa y dulce de los geranios.





Paisaje encendido

El diamante de tu mirada
corta el aire de vidrio.
Todo es breve
detrás de la cortina que me separa
de la tarde que muere
en medio de un gran silencio.
Cuando volvamos a vernos,
toda la quietud será paisaje encendido,
reducto de designios y esperanzas.





TEMPS D’INTERLUNI (1990)

En 1990 ve la luz este poemario, cuyos poemas incluidos muestran la nostalgia de algo irrepetible, un sonido de su propio cuerpo que se ha debilitado mucho pero que aún escucha íntimamente sorprendido. Además, el poeta se compara a una nave anclada en su puerto silente, mirando lejos, sí, pero ya sin ningún rumbo posible, para entregarse a unos anhelos irrealizables, al sueño imposible de pasear con la amada por una ciudad desconocida y perderse en ella, cuando la realidad es que el poeta se pierde sin moverse, agotado en el camino que no hace, desvalido sin el yo retador que fue un día y que ahora ve alejarse inexorablemente. Aunque en otros poemas advertimos algunos rayos de esperanza.



El camino que no hago

Pasearía contigo por una vieja
ciudad desconocida y me perdería en ella.
Ahora me pierdo también y sin moverme,
y me agota el camino que no hago
y la torpe inseguridad de las horas.
Frágil, el tiempo se me desmenuza entre los dedos,
transcurre absurdamente entre nimiedades
y, desvalido, veo alejarse hasta perderse
la sombra del yo retador y pertinaz
que ha convivido conmigo toda la vida.
Tal vez por eso añoro, melancólico,
poder pasear contigo por una vieja
ciudad desconocida, sin rumbo conocido,
y perderme por las calles más solitarias.



El vacío

Declinar de la luz
por la luz de los márgenes.
Es un mar el crepúsculo
sin rastros de velámenes
con una nave única
que ya no busca rumbo.
Miro lejos. Anclado
en mi puerto silente,
el pasado recuento
por si el tiempo me ayuda
desde un rincón arcano.
Vuelvo atrás con preguntas
que nadie me responde.
Detrás de mi esperanza
no hay nadie más que yo
y la luz que declina
dulzona, suavemente
por la paz de los márgenes.


Otoño

Los geranios disfrutan lentamente
de los últimos soles de la tarde.
Están ya lejos
los crepúsculos largos, calurosos
del estío pasado, y poco a poco
retornan las quietudes placenteras.
Se vuelve hábil la mano, el ojo atento.
Empieza un tiempo nuevo de fe. Es el otoño.

Tal vez si ahora anularas tu mirada
verías que la sombra se ilumina.
Pesados pies de viejo los pasillos
recorren de la casa. Están muy fríos
la casa y los recuerdos.
No te señales metas: haz camino
y espera que la barca arribe a puerto
para escribir sobre la arena húmeda
la brillante señal de tu regreso.

He aquí los libros que has leído
y los años que has vivido.
La misma niebla de la vida borra
a unos y a otros. Se te ha hecho tarde
y la mirada te flaquea ya.
Los otros veranean, y tú sólo
repasas libros, años, balbuciendo.
Vale más que dejes a los sabios
el papel de pensar. Bastante tienes
viviendo tú y oyendo lo que dicen.

Siete primaveras sin pájaros ni flores.
La historia así también puede escribirse.
No renunciar nunca a este silencio
tiene que ser el modo verdadero
de asumirlo mejor y enriquecerlo.
Y ahora no hay desorden ni sorpresas,
fluyen los versos clara y lentamente
y el bosque es como siempre denso y manso.
Alzando los puños alcanzas a la luna.

La sombra del mar ha acallado a los pájaros.
El sonido sombrío de las hachas atroces
se escucha muy lejano. Agito el vaso
y los dados arrojo. La fortuna
es una niña que me mira siempre
desde el fondo del tiempo con los ojos
clarísimos y ríe maliciosa.

Ningún gesto de más.
Todo está medido, todo es breve.
El orden perfila la extrema soledad
y convierte el juego en profecía.
Ningún gesto de más.
Y el lento transcurrir de las palabras
que no transforma en polvo este silencio.

Más allá de la ventana, espumas
y ruinas. Esta tarde
debe pesar mucho.
Y evoco tardes dulces
con rostros bien propicios.
Demasiado he vivido, los recuerdos
son la hiedra que trepa tesonera
por muros de existencia bien vivida,
y yo me veo crecer, y me edifico.

Más austero que nunca, más adusto,
ahora que podría aparentar
una actitud lejana, displicente,
trato de mantener tensa, bien tensa
la cuerda de los versos y la tela
de esta vida profunda y vehemente
que me toca vivir. No decaeré.
Lo hago por mí y lo hago por todos.
Hay un ámbito cierto y un incierto sino:
Ámbito y sino los llena cada uno.
La muerte verdadera es decaer.

A veces cae una cortina espesa
sobre todo y todo se transforma en ruina.
No es el silencio y es más que el silencio.
Flotan palabras en un inmóvil mar,
y toda la habitación es luz y estallan,
inútilmente, angustias y proyectos.
Nada me arrastra más de esta hora negra
como cerrar los ojos y entrever
entre nubes quiméricas la imagen
de una chica de cuerpo escultural
propicio al juego y al bullicio amable.

domingo, 12 de febrero de 2012

Experimento con una copia de Cezanne




Antes de acabar el pasado año, se me ocurrió copiar un cuadro de Cezanne, el titulado "Pan y huevos".
Y mientras lo hacía quise ir más allá de la simple copia y hasta me atreví a reemplazar algún detalle de la obra del magnífico y admirado pintor francés, como el recipiente cilíndrico y plateado del extremo izquierdo, por una jarra de loza blanca, presente por otra parte, en otros cuadros del artista.
Y no contento con ello, añadí otras frutas, una manzana en el extremo derecho, para equilibrar la mirada,
y otra debajo de los huevos, para romper un poco el espacio negro de ese lado.
Una vez concluido el experimento, la copia final con sus sustituciones y añadidos queda así:
Salvando las lógicas distancias, siempre favorables al pintor impresionista, como no podía ser de otra manera, mi cuadro no queda tan mal parado, según lo veo yo, claro.

miércoles, 8 de febrero de 2012

MARTÍ I POL EN CASTELLANO

Hoy toca hablar de los libros que Matí i Pol escribió de 1980 a 1984, entre los que destaca uno de los mejores de su trayectoria lírica, Llibre d'absències, de 1984.

L’ÁMBIT DE TOTS ELS ÁMBITS (1980)

No podía faltar en esta breve antología al menos una referencia a otra de las preocupaciones de Martí i Pol: la conciencia nacional, la concienciación de un “nosotros” de forma intencionada para reclamar de todos la solidaridad y el trabajo necesarios para una rápida reconstrucción nacional. Ejemplo de ello lo constituye el poema que presentamos.


Solsticio

Reconduzcamos la vida poco a poco,
poco a poco y con mucha confianza,
no por viejos lugares ni senderos
grandilocuentes, sino por el humilde
camino del trajín de cada día.
Reconduzcámosla con dudas y proyectos,
con torpezas, anhelos y caídas,
humanamente, en ruidos y en gargantas,
por el cauce de los años que vivamos.
En soledad, pero no solitarios,
reconduzcamos la vida cerciorándonos
de que cada esfuerzo será útil.
Día habrá en que alguien a manos llenas beba
el agua de luz que brota de las rocas
de este tiempo nuevo que ahora entretejemos.




ANDORRA (1983)


1983 fue un año especial para Martí i Pol porque, entre otros reconocimientos, recibió la “Creu de Sant Jordi” y el “Premio Nacional de Traducciones” (es sabido que tradujo a autores de la relevancia de Zola, Flaubert, Apollinaire, Lévi-Straus...). Además, el cantautor catalán Lluís Llach presentó en el Poliorama de Barcelona los poemas musicados de L’ÀMBIT DELS TOTS ELS ÀMBITS. Demasiadas emociones que, sin embargo, le dejaron tiempo para escribir ANDORRA, al que pertenece el soneto que incluimos. En él afirma que, a pesar de ser una forma sujeta a estrictas normas, ha de escribirse con lo más cercano y modesto de que se dispone, aunque con unas gotas de fantasía para que los versos suenen más auténticos.



Un soneto para ti

Para ti un soneto por hacerme ver
tan claros el dolor y la alegría,
un soneto con la voz de cada día,
las voces del amar y el conocer.

Lo escribo humildemente al comprender
que lo recibes con melancolía,
cual si fuera la dulce melodía
que siempre es agradable retener.

Para ti un soneto en toda claridad,
mas con un roce fiel de fantasía
para que los versos suenen a verdad.

Para ti un soneto porque, amada,
te he dicho con él lo que quería:
más allá de tenerte ya no hay nada.




LLIBRE D’ABSÈNCIES (1984)


1984 es, en cambio, un año doloroso para el poeta pues muere su esposa Dolors. Fruto de esa inconsolable desaparición es la escritura y publicación del poemario presente.
Los poemas incluidos aquí tratan la muerte y la ausencia de su esposa sin llantos innecesarios, con serena reflexión, aunque con la tristeza lógica que representa haber perdido para siempre un ser querido. Además de la ausencia de la mujer amada, los poemas hablan de la vida que sigue pese a su desaparición, del aprendizaje constante que significa vivir bajo esas circunstancias... Todo eso propicia el diálogo del poeta con la desaparecida, diálogo que concluye en la serenidad que halla el poeta y en la callada compañía que recibe de los chopos a los que el otoño desnuda sin violencia.



Hablemos de ti

Hablemos de ti pero sin pena alguna.
Simplemente de ti, de tu adiós mudo,
del sufrimiento que te fue cambiando.
Hablemos de tus cosas, de tus gustos,
de lo que querías, de lo que odiabas,
de lo que hacías, decías y sentías.
Hablemos de ti pero sin pena alguna.
Y poco a poco devendrás tan nuestra
que no será preciso hablar de ti
para recordarte. Así, pronto serás
un gesto, una mirada, una sonrisa
que fluye sin decirlo ni pensarlo.




Más puro que todo

Más puro que todo este vacío
que dejaste al marchar y tu presencia
en las cosas que siguen junto a mí.
Ahora te tenemos intangible
en la reciente sencillez del gesto,
en el centro impoluto del silencio
y, por amor, en el amor que muestra
el oasis selecto. No te alejes.
Tu estar aquí completa nuestra vida,
le da plenitud, la fuerza y el sentido
y hace de él recinto donde todo
lo podemos imaginar perfecto.


Calladamente

Desde esta áspera soledad te pienso.
Ya no estarás jamás cuando las hojas
abandonen los chopos que mirábamos
en silencio desde el portal de casa.
Tantas cosas se han ido con tu marcha
que apenas queda espacio de mí mismo
para poder acordarme de ti ahora.
Pero la vida, poderosa, estalla
en este estrecho ámbito en que vivo.
Tú ya no estás, y ya en los chopos
apuntan hojas nuevas.
Proclama el verde limpio su esperanza
y yo sigo viviendo,
y es viviendo como puedo pensarte
y hacerte crecer en mi silencio
hasta que la silente soledad me trague
como a ti te ha tragado para siempre.




Tiempos venturosos

No sé si llueve ahí donde tú estás,
pero la lluvia me hace recordarte.
Habíamos compartido muchas lluvias
y muchas esperanzas. Y albas, tardes,
crepúsculos y noches desfilaban
bajo el pausado rezo de la lluvia.
Y éramos felices con muy poco.
Paseábamos a veces bajo el canto
de la lluvia y hacíamos proyectos
que a veces se cumplían. Eran tiempos
venturosos. Pero ahora no estás,
y la lluvia persiste. Yo quisiera
saber que para ti llueve también
y que la lluvia nos une como antes,
otra vez, y siempre, como antes.



Los objetos

La certeza de ti no me abandona,
vive en todo lo que amamos juntos
y yo amo todavía,
las pequeñas cosas que me acompañan
ahora que te has ido para siempre.
Todo es oro en la copa del silencio
y brota de ti si cierro un solo instante
los ojos para verte.
Distante como estás, y sin rescate,
no dejarás de acompañarme siempre
en aquello que juntos compartimos
como si fuese una parte de nosotros
la más clara quizás, sencilla e íntima.




El pasado

Donde el pasado vive es en las cosas
que vemos cada día, que tenemos
por nuestras y no son.
No vive en los recuerdos,
cera blanda que los años deforman.
La tarde es un pasado, pues, que vivo
en esta misma hora: las distantes
y grises alamedas, esas cosas
que nunca he visitado, el quieto azul
del monte. Todo junto, ¿qué me dice
que yo no sepa ya?
Vivir es aprenderse a uno mismo
mientras nos cercioramos
de que en la placidez de los objetos
se aduermen los sentidos y nos crecen
raíces que cambiamos sin esfuerzo
poco a poco en un pingüe pasado.



El amor

Todo tiene sentido en el amor.
¿De dónde brota el agua de la fuerza
que mantiene al corazón tan vivo
sino de su alto manantial de amor?
Sólo por amor nos crecen rosas
en las manos, se alumbran los misterios,
y en el amor es justo todo y necesario.
Cree, así, en el cuerpo y trata en él
de perdurar y que perdure todo
dignificándolo siempre con amor
generoso, y darás vida con él.





Plenitud

Y alguien cierra la puerta de repente
y todo es triste y hostil. ¿Y qué podemos
hacer sino esperar sumisamente
a que la vida poderosa vuelva
a retomar su rumbo y nos libere
de este dominio oscuro?
Aprendemos la vida de la vida,
bebiendo de ella a tragos distanciados
su vino peleón, sintiendo siempre
que feroz nos incendia las entrañas
en tanto que recuerda la belleza
de este permanecer contra los látigos
de todos los designios.



Extiendo la mano

Yo extiendo la mano y tú no estás.
Pero el misterio de tu ausencia blanca
se me muestra de pronto más abierta
y aun más dócil de lo que pensaba.
Tú nunca volverás, pero en las cosas
y en mí mismo la huella habrás dejado
de la vida que vivo nunca solo
sino contigo y el mundo que teníamos,
siempre lleno de ti, aun sin recordarte,
y con la limpia mirada de los que aman
sin esperar ninguna ley de recompensa.




Tu recuerdo

Si se hubiese perdido tu recuerdo,
yo me habría perdido. Ahora me toco
los músculos, los ojos, y me ocurre
como si otra vez los dedos me trajeran
tu imagen vanamente. Y al otoño
regresan, amistosos, los fantasmas,
los queridos y cálidos fantasmas.
Todo se hace discreto, y el poema
no es más que una alta rama acariciada
por el viento en la gris y suave luz
de la tarde tranquila.




La habitación

Esta luz difusa del crepúsculo
aleja el horizonte y desdibuja
los árboles. En casa estoy a solas.
Poco a poco las horas se han marchado
con un vaivén de olas que se acuestan
tiernamente en la arena de la playa.
Y el poema se eleva lentamente
delante de mí como una niña hermosa.
La habitación entonces vuelve a ser
un ámbito propicio a la sorpresa.



Interludio

De esta farsa de ahora yo no soy
quien pone los confines.
Por eso estoy atento como nunca
al orden y al misterio
y aprendo con cansancio
los gestos que la harán más clara y viva.
A hachazos descuartiza la existencia
y en el mármol del tiempo escribe signos
que nadie todavía ha descifrado.
Luz y sombra trazan playas blancas
ante el vasto mar de todos los designios.
No me siento expulsado del sendero.
Un viento de otoño arranca hojas
de los chopos que añoro y que ahora alargan
sus sombras para hacerme compañía.



El reducto

El reducto tal vez es un jardín
y ahora el sol de otoño enciende hojas
y hace negras las sombras de los árboles.
No cito maravillas ni quimeras,
siempre existe un jardín de sombras dulces
donde el odio se encalma y el silencio
no es el triste vacío sino el ámbito
que nos falta para obtener de nuevo
la fe que un día tuvimos en nosotros.
El reducto tal vez es un jardín
y el tiempo escribe en él el arco iris.


Doble fondo

Demasiados recuerdos a menudo
anegan de inquietud la paz del aire
y son un lastre incierto que nos funde.
Esta tarde de octubre llueve en paz
como si fuera la lluvia un sueño amable
y el tiempo, fatigado, un sol sin brillo.
Poco a poco me expurgo en las palabras;
no dejaré sin poda ni una rama.
Demasiados recuerdos a menudo
nos esposan las manos y nos cierran
los ojos contra el mundo en el camino.




El pleito

Nadie vive siempre en luz extrema.
A menudo la lluvia del afecto
provoca una penumbra, una pereza
que cuesta combatir.
Entonces viene bien la tregua dulce
ligada a un libro amigo,
gustando la propia soledad
y amándola también en la esperanza
de que el tiempo, prudente y perspicaz,
resuelva el duro pleito
que nos tiene enfrentados,
enemistados con nosotros mismos.

lunes, 6 de febrero de 2012

HACE CUARENTA AÑOS




Hace cuarenta años era otro.
Era, para empezar, más joven
Y tenía un verano entre las manos,
Dos hijos pequeños y una rosa
Abierta para mí en su primavera.
Sólo digo que era joven y tenía
Mucha vida de luz aún por delante.
Y pisó París por vez primera.
Cuando el Sena desbordado
Anegaba las aceras del amor.

Y la Mona Lisa reía silenciosa
Para él en el Louvre.
Su mujer disfrutaba como él
Y era así la dicha más perfecta.
Muy temprano desayunaban en el café
Que descubrieron cerca de la Ópera
Y luego se lanzaban a la aventura
Del metro en busca de Montmartre
O del Barrio Latino o del rincón
Que el azar a su alcance disponía.
Comían en ruta y regresaban
Al gozo de ver cosas: galerías, una estatua
Que no salía en la guía o las palomas
Que manchaban de blanco el obelisco
De la Concordia.
A veces todo
Ocurría en un paréntesis
Que dejaba la lluvia y el sol era
Un brillo de diamante en sus miradas
Que irradiaba la blanca
Cúpula del Sacrè Coeur.
Semana Santa del setenta y ocho.
La fecha del suceso.

Y cuando el día se escapaba de las calles
Y las luces de neón embellecían
Los cafés, y los bulevares
Se llenaban de pájaros ocultos,
Regresaban rendidos al hotel
Con los pies reventados
Y el alma saturada de belleza.
Aún tenían tiempo de abrazarse.
Se bañaban juntos entre risas
Y, resucitados momentáneamente,
Volvían al mundo del asfalto
Donde París cambiaba de registro.
Y soñaban sentados a una mesa
Cerca de la Madelaine
Mientras la brisa, húmeda y musical,
les traía la voz del “pequeño gorrión”
Que dormía en la piedra de Pere Lachaise.

Y, finalmente,
Buscaban el sosiego de las sábanas
Esperando la aventura del día siguiente.