lunes, 30 de enero de 2012

MARTÍ I POL EN CASTELLANO

En la entrada de hoy llegaremos hasta 1980 en la producción poética de Martí i Pol, hablando de libros como La fábrica, La pell del violí o Estimada Marta, entre otros.
LA FÁBRICA (1970-1971)

Muy cercana a la Balada que tuvimos ocasión de leer más arriba, es el poema Eleonor, que incluimos seguidamente, el cual ejemplifica el ciclo de las mujeres obreras, que a los catorce años debían dejar la escuela para ayudar a la familia a salir adelante. La resignación humana ante las circunstancias sociales y una especie de sumisión inexorable al mundo laboral aparecen también en el poema junto con dos de las características fundamentales de la poesía de Martí i Pol: la ternura, en duro contraste con el ambiente opresivo de la fábrica, y la ironía.

Eleonor tenía catorce años
y tres horas
cuando se puso a trabajar.
Estas cosas quedan registradas
en la sangre para siempre.
Aún llevaba trenzas
y decía: “Sí, señor” y “buenas tardes”.
La gente la quería,
a Eleonor, tan tierna,
y ella cantaba mientras
hacía correr la escoba.
Los años, en cambio, dentro de la fábrica,
se diluían en el gris
opaco de las ventanas,
y al poco tiempo Eleonor no habría
sabido decir de dónde le venían
las ganas de llorar,
ni aquella irreprimible
sensación de soledad.
Las mujeres decían que lo que le pasaba
era que se hacía mayor y que sus males
se curaban casándose y teniendo hijos.
Eleonor, coincidiendo con la sabia
predicción de las mujeres,
creció, se casó y tuvo hijos.
El mayor, que era una chica,
hacía justamente tres horas
que había cumplido los catorce años
cuando se puso a trabajar.
Aún llevaba trenzas
y decía: “Sí, señor” y “buenas tardes”.




VINT-I-SET POEMES EN TRES TEMPS (1970-1971)

Otro de los temas que más trató Martí i Pol es el de su enfermedad y los efectos, tanto físicos como morales, que infligió a su existencia. El poema que hemos seleccionado es un buen ejemplo.

Miradme bien: soy el otro.
Cojo de dos pies,
cerrado y solitario.
No vengo de ningún sitio
y escribo para sobrevivir.
Deshago caminos
porque no sé direcciones.
Si ahora pudiese, yacería
en los márgenes claros
con chicas de oscura piel.
Pero he crecido
y alguien me ha llenado
la sangre de cristales.
Miradme bien: cojeo.
No tengo otra cosa
que la voz que me representa.
Hago brotar palabras
y las palabras me purifican.
Emergeré de mí mismo el día
que un viento de la tierra
me seque los ojos. Son altas
las espadas de fuego
de esta lucha que me mantiene erguido
contra el miedo y el sueño.
Miradme bien;
miradme bien: soy el otro.







LA PELL DEL VIOLÍ (1972-1973)

Del presente libro hemos seleccionado dos poemas que tratan también la enfermedad del poeta. El primero significa la aceptación de la derrota ante la enfermedad, mientras que el segundo es una serena reflexión sobre el sufrimiento y el firme convencimiento de seguir luchando, rasgo característico de la personalidad de Miquel Martí i Pol: el de la rabia contenida.


Me declaro vencido. Los años que me quedan
los malviviré desfallecido. Cada mañana
deshojaré una rosa (la misma eternamente)
y con tinta evanescente escribiré un verso
decadente y nostálgico en cada pétalo.
Os lego mi sombra en testamento:
es lo que tengo más sólido y perdurable,
y los cuatro palmos de mundo sin angustia
que invento cada día con la mirada.
Cuando muera, cavad un agujero muy profundo
y enterradme de pie mirando a mediodía,
que el sol cuando salga, me encienda el fondo de los ojos.
Así, dirá la gente que me vea:
--Mirad, un muerto con la mirada viva.



Autorretrato

Mastico ideas, voces, una hoja
de menta para aligerar el estómago.
Hay veces (no por gusto) que segrego
grumos y me ahogo. Tosería
entonces si fuese aún circunspecto
como siempre. Me pondría
un pañuelo en la boca
y giraría la cabeza. Y los que me viesen
dirían: --Es modélico sin duda.
Pero ahora no puedo. Cuando toso
hago un ruido violento, todo
suena en mi cuerpo y resoplo con furia
sin control y agresiva. Es la furia,
tal vez toda la furia que escondía
años atrás detrás del pañuelo.




ESTIMADA MARTA (1977-1978)

Éste es un libro de amor, de tono apasionado y visos eróticos. En el primer poema seleccionado el lenguaje se concreta en el amor físico, con su campo semántico al completo, desde la anatomía correspondiente (senos, caderas, sexo, vientre...) hasta el escarceo amoroso, si bien velado por sutiles metáforas. El segundo es un paréntesis de serenidad y contención, mientras que en el tercero se insiste en la pasión ardiente y el acto físico del amor, aunque el poeta trasciende esa circunstancia y, como en el mejor Neruda, transforma el cuerpo de la amada en una evocación de otros tiempos y lugares, de otros rostros y otros gestos, de muchas mujeres reunidas en una sola. La amada se convierte, así, en una “vibrante geografía del combate”, en algo muy poderoso, capaz de vencer al tiempo. En estos tres poemas que presentamos el poeta adopta un tono claramente optimista y positivo, frente al nostálgico o pesimista de la mayor parte de su producción poética.

Desde las horas muertas, piedra antigua
me tatúo la piel con dibujos obscenos,
y tú estás en todos ellos, Marta.
Minucioso, te escudriño senos y caderas,
el vientre leve y el sexo oscuro, ardiente,
con la punta de los dedos extasiados.
Eres una sola y muchas. Complaciente
y a la vez complacida, rodamos
por una pendiente insólita. Cada gesto
perfecciona el extremo íntimo del juego
desmesurado y estricto. Marta, las palabras
que nos decimos sin hablar no son
espuma sino agua, y el deseo
es un vasto horizonte. Si cierro los ojos
te me haces presente y estallan los colores.
El árbol de luz de los sentidos
otra vez se puebla de hojas y de pájaros.

Reposas, Marta, y cierro ahora los ojos
para pensarte, para verte. Fuegos lejanos
y músicas y fiestas por tu cuerpo.
Toda la insólita confusión de los colores
de este estío y el viento que esparce copos
de cabellos y extiende su claridad.
A la vez cueva y torrente, gritaré
la certeza de ti, de estos instantes
que hemos vivido y escucharé los ecos
de cada palabra al fondo de mí mismo;
cueva y torrente, repetiré tu nombre
y llenos de ti los labios proclamarán
conjuntamente deseo y realidad.
Tributo de arena y hojas, tiempo y juego
amainan la sed del caminante.
Reposas, Marta, y yo reposo en ti,
y te pienso tiernamente, y te veo y te tengo.

Evoco hojas de sombra, hojas de luz.
Con las de luz resguardo soledades,
con las de sombra enciendo los deseos.
Evoco cuerpos bellos, y entre todos
destaco el tuyo, que amo y que conozco.
Evoco gestos raros y lugares
claramente incitantes, voces, rostros,
y los fijo en ti que todos los reúnes.
Vibrante geografía del combate.
Como si dominaras el ayer, y el tiempo
no hiciese ceniza de los años,
volvemos a la sombra y al secreto
y te palpo los pechos
y el sexo, y tú respondes,
como yo, hecha fuego. Marta, yo no escribo
sobre la arena fina del recuerdo.
Hablo de ti y de mí, y de ahora mismo
y de nuestros dos cuerpos hechos uno.

miércoles, 25 de enero de 2012

DESAGRAVIO A QUEVEDO

Con menoscabo de González de Salas, que osó enmendar los escritos de Quevedo.
1.
A González de Salas hay que darle
en la jeta por intruso y atrevido,
por haber destrozado y malherido
los versos de Quevedo. Hay que nombrarle

taimado salteador de letra extraña
por haber ultrajado al gran poeta
que quiso adivinar, sin ser profeta,
por qué caminos iba a verse a España.

Con gran razón se queja el buen Quevedo
de no resucitar y con su pluma
poder tildar a Salas de ladrón.

Si pudiera, con solamente un pedo
lo envolvería con su escueta bruma
lanzándolo al retrete del baldón.


2.

Nada pudo a sus límpidos sonetos,
sin embargo, nublar la sal de Salas,
pues, lejos de abatirse, son aún balas
de luz entre sombríos mamotretos.

Nos hablan del amor como es ahora,
una lucha entre el hielo y la candela,
una herida que duele y que consuela,
un poder que la misma muerte añora.

Nos hablan de la muerte y el dolor,
del tiempo y de la patria como un hombre
que sufriera como uno de nosotros.

Y aprendemos con ellos que el honor
es hijo del trabajo y el buen nombre
que, viviendo, dejamos en los otros.



3

También entró en los romances
de don Francisco aquel fiera
dicho González de Salas,
volador con ala ajena.

Entró a saco y sin cuartel
sin que Quevedo lograra,
noble ceniza en su tumba,
detener tanta matanza.

Aun así, sus octosílabos
saben batirse ellos solos
contra manos tan osadas
y pensamientos tan cortos.

Por si así no fuera, quiero
poner mi grano de arena
para alzar en desagravio
un epitafio al poeta.

“Tu vida fue más bien pobre,
pero nunca te adeudaste.
no fuiste nunca envidioso,
y a la envidia fustigaste.

Se ha de envidiar solamente
una vida sin prejuicios,
la prudencia de los viejos,
la inocencia de los niños.

Pese a las burlas y chanzas
que desplegaste a placer,
consagraste tres emblemas:
patria, religión y rey.

Odiabas a muerte el ocio
como al peor enemigo:
polilla de las virtudes,
feria de todos los vicios.

Galante con las mujeres,
decías que el que no adora
el corazón femenino
no ve de Dios su gran obra.

Fuiste de buena estatura,
ojos vivos, frente fiel
que no ocultaron tu tacha:
cojo y lisiado de pies.

Moriste siendo otro Séneca
y legaste tus palabras:
por dentro fuego de herida,
por fuera hielo de espada.

Y tus retratos: bigotes,
perillas, lentes y cruz
de Santiago sobre el pecho.
y en mi memoria, tu luz.”

sábado, 21 de enero de 2012

MARTÍ I POL EN CASTELLANO (I)

Este es un trabajo que inicié hace años, a raíz de la muerte del gran poeta catalán, por el que he sentido siempre una admiración incondicional. Como homenaje a esa admiración, incluyo aquí una ANTOLOGÍA ESENCIAL de su poesía, cuya traducción al castellano he hecho con verdadero placer y poniendo en la labor toda la capacidad poética de que dispongo. Espero que el resultado obtenido sirva para conocer un poco más al autor de Estimada Marta.

1. Primeros libros (hasta 1970)

En noviembre de 2003 Miquel Martí i Pol abandonó por fin su silla de ruedas para ir a ocupar el trono de oro que le estaba esperando en el Parnaso. El poeta había nacido en Roda de Ter, en la comarca de Osona el 19 de marzo de 1929 en el seno de una familia modesta (su padre trabajaba en un taller de mecánica y su madre en una fábrica textil). A los cinco años acudió a la escuela parroquial regida por capellanes, aunque al estallar la guerra civil los republicanos cerraron todas las escuelas. Con el triunfo de los rebeldes, los centros de enseñanza se reabrieron y Martí i Pol pudo volver al colegio de los capellanes. Pero también esta vez los estudios duraron poco porque, al cumplir los catorce años, las necesidades familiares le obligaron a trabajar en el despacho de la fábrica donde su madre prestaba servicio. A los diecinueve años contrajo una tuberculosis pulmonar que le obligó a guardar cama durante bastante tiempo. Ello fue la causa de que pudiera dedicarse a la lectura y a la poesía. Al fin, recuperado de la enfermedad (tenía veintiséis años), se casó con Dolores Feixas, que le daría dos hijos. Él seguía trabajando en el despacho de siempre, escribiendo poesía y colaborando con los movimientos que luchaban a favor de la identidad catalana. En 1970 contrajo la grave enfermedad que acabaría con su vida, la esclerosis múltiple. Aún así, y condenado a una silla de ruedas y medio paralítico, siguió escribiendo y publicando (La fàbrica, La pell del violí, Quadern de vacances, Estimada Marta o L’àmbit de tots els àmbits...), acostumbrado a convivir con una muerte segura. En 1984 le tocó sufrir la desaparición de su esposa (resultado de tan triste acontecimiento fue el Llibre d’absències). En 1986 contrajo nuevas nupcias con Montserrat Sans. Y, sin dejar de escribir (Els bells camins, Temps d’interluni o Suite de Parlaba) y rodeado de la admiración popular y el reconocimiento oficial por medio de premios literarios y nombramientos honoríficos (el “Salvador Espriu”, el “Ciutat de Barcelona”, “Premi d’honor de les lletres catalanes”, “Medalla de oro de Bellas Artes”, la “Creu de Sant Jordi”...), falleció el 11 de noviembre de 2003.
En noviembre de 2006 volví a frecuentar la lectura de Martí i Pol, poeta sencillo y popular, por cuyos poemarios desfilan diversos temas, entre los que destacan el amor, la ausencia de los seres queridos, el paso del tiempo, las injusticias sociales, la patria..., sin olvidar la terrible enfermedad que finalmente le conduciría a la muerte. De esta última lectura surgió la idea de seleccionar y traducir al castellano una colección de poemas representativos de la lírica de Martí i Pol. El resultado es la presente Antología, en la que he procurado respetar el ritmo y la medida de los versos originales y los títulos de los libros a que pertenecen. Y que ahora, cuatro años más tarde, doy a conocer en mi blog.
Y nada más. Si esta Antología esencial sirve, repito, para conocer un poco más la poesía de Miquel Martí i Pol, aunque sea en castellano, me daré por satisfecho.





LA FÀBRICA (1958-1959)


La preocupación social, centrada en el pueblo y la fábrica donde nació y vivió y trabajó el poeta es el tema principal de este libro, del que hemos escogido dos poemas: Nueva oración del Padrenuestro, parodia de la plegaria cristiana donde el que reza es el humilde obrero, y Balada, canto a una trabajadora embarazada y oprimida por el ambiente cerrado de la fábrica. Con un lenguaje sencillo y tierno, el poeta devalúa el mundo servil y deshumanizado del trabajo en la fábrica frente al cotidiano y amoroso del hogar, convirtiéndose así la labor poética en un claro acercamiento a las clases sociales más débiles.


Nueva oración del Padrenuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,
que a menudo sea aumentado nuestro sueldo,
venga a nosotros la jornada de siete horas,
hágase un poco nuestra voluntad
Así como la de aquellos que siempre mandan.
Nuestro pan de cada día
dánoslo más fácil que el de hoy, perdona nuestros pecados
así como nosotros perdonamos
los de nuestros encargados
y no nos dejes caer en manos del director,
antes adviértenos si se acerca,
amén.


Balada

La chica rubia que trabaja en las devanadoras
espera un hijo para el otoño. Pasea
un vientre heroico y tiene los pies tan hinchados
que ha tenido que reventar sus alpargatas.
Ahora trabaja con pena y cada tarde
se siente desmayar porque en la fábrica
el verano es un avispero. Cuando la devanadera gira
le rueda la cabeza y cierra los ojos: añora
la quietud de su casa, el botijo de agua fresca
y el balancín de anea,
la inefable ternura del marido
que se habrá cuidado de la cocina y que medita
la página deportiva de un periódico
a la sombra de la azotea, y el paseo
lento de cada tarde de domingo.
La chica rubia que trabaja en las devanadoras
se enternece a menudo y lloraría
si se supiese derrotada por el destino,
incapaz de torcer el orden de los hechos
que ha establecido alguien.
Cuando llegue el otoño
tendrá un hijo desenvuelto y audaz
que al hacerse mayor será, acaso, albañil
y cantará subido a los andamios
como un hombre sencillo que no le teme a nada.



AUTOBIOGRAFIA (1965-1966)

El primer poema seleccionado del presente libro, que lleva su mismo título, insiste en la clase social a que pertenece el poeta y al único futuro laboral al que puede pretender dada su condición social.
Sin embargo, poemas coetáneos presentan carices diferentes y no tan apegados a la temática social, como Colores, el segundo poema seleccionado, donde cobra intensidad el tema amoroso.


Autobiografía

Del claustro materno
(por decirlo como los libros)
pasé directamente a la fábrica.
Y me sentía desolado y nostálgico
cuando me dieron el uniforme.
Los primeros días lloraba por los rincones
y el ruido de las máquinas
me resonaba en la cabeza las veinticuatro horas del día.
Fue un crecimiento difícil,
lo confieso.
Pero ahora ya tengo la piel tan dura
como el que más,
he dejado atrás todo lo que podía
recordarme los años de esfuerzo
y espero en paz la hora de volver
al seno de la tierra
(por decirlo como los libros).



Colores

No hace más densa la luz
tu cuerpo que ahora tengo
en mis brazos, ni es lejana
la tarde en tus pupilas
tan tiernas y expectantes.
Se para el tiempo en cada
palabra, repetida
para hacerla reciente,
y es impresionantemente
fácil creer si
puedo tenerte entre mis brazos.

sábado, 14 de enero de 2012

EL DOLOR SE LLAMA PABLO

Hace cinco años Pablo dejó de ser quien era: aquel hombre valiente, fuerte y emprendedor que supo sacar adelante a una familia de diez miembros sólo con la lucha diaria de su trabajo y traerla a Barcelona desde su manchega tierra natal a principios de los sesenta. Quien lo viera ahora no podría imaginarse siquiera que un día levantó él solo una casa de cordel en horas nocturnas para proporcionar un techo a los suyos.
Pablo hizo de todo allá en su tierra: de albañil, de cosechero, de jefe de equipo en la refinería de Calvo Sotelo, en Puertollano… Aquí, en este último lugar sufrió su primera cornada de dolor. Una noche lluviosa y oscura que salía del trabajo apresurado para guarecerse del temporal, cayó en una zanja cuya presencia no advirtió a causa de la oscuridad, y cayó en tan mala postura que se le rompió la bolsa biliar. En el Hospital de la Fuente Agria estuvo internado más de un mes. Cuando al fin le dieron el alta y se disponía a dejar el Hospital, la persiana de la ventana de su habitación le golpeó la cabeza de modo tan desgraciado que le obligó a coger de nuevo la baja hospitalaria.
Esa fue la primera negra época de Pablo. Sin embargo, estaba escrito que de aquello tenía que salir, y así se cumplió, para bien y esperanza de todos, el dicho que dice que “Dios aprieta, pero no ahoga”. Y la familia salió adelante, y Pablo, con una cicatriz en el estómago con la forma de una hoz y doce puntos de sutura en la cabeza, volvió a doblar la esperanza sobre la tierra y el tajo, y con las manos y la mente puestas en alimentar y vestir a su mujer y sus hijas siguió sin pensar en otra cosa que no fueran las mujeres de su vida.

Sólo algún día de fiesta se podía permitir el lujo de pasear con su mujer del brazo por la calle Torrecilla abajo hasta desembocar en el paseo de la Fuente Agria, y allí, si el tiempo acompañaba, se tomaban unas berenjenas de Almagro que en un puesto callejero compuesto de un simple tonel de madera servía su dueña. Luego Pablo consultaba en el tablón del escaparate de algún bar los resultados de la quiniela por si la suerte hubiera tenido a bien premiarle, que no era nunca; entonces con cara de resignación rompía el boleto poniendo la esperanza en el siguiente y, chino chano, sintiendo en su brazo la mano constante de su mujer, desandaba el camino hasta la casa para descansar y reponer fuerzas con vistas a la jornada laboral del día siguiente.
Y así una semana y otra, un mes y otro mes, un año y otro año. Hasta que llegó el momento de mirar por el futuro de sus hijas y comprender que allí, en una ciudad de provincias, no lo iban a encontrar, y servir no quería que sus hijas lo hicieran. De modo que, siguiendo el ejemplo de un hermano suyo que llevaba viviendo en Barcelona un año ya, Pablo se puso el mundo por montera y hacia la próspera capital de Cataluña partió en tren con una de sus hijas, la que hoy es mi mujer y que entonces era una mocita de catorce años.

Contar lo que vivió y peleó Pablo desde entonces es hablar de andamios y destajos, de pasarse noches enteras con la paleta en la mano y salpicaduras de cemento en la cara para terminar a tiempo un mercado de abastos, una gasolinera o un edificio de despachos en el Ensanche de Barcelona que exigían la máxima urgencia.
Cuando recuerdo de Pablo toda esa lucha sin cuartel y lo veo ahora reducido a un cuerpo indefenso con mente infantil, el alma se me cae al suelo y me niego a recogerla porque comprendo que el dolor es un animal cruel y pegajoso que una vez que ha escogido el cuerpo de su víctima no se despega de él si no es para verlo morir lentamente con la tristeza alojada en la mirada y el desánimo más atroz engarrotando sus manos.
Y lo bueno es que hasta hace cinco años este hombre, convertido hoy en un niño, era todavía el luchador de siempre, el hombre que sabía posponer su propio bienestar al de su familia, de su gente, el hombre que trabajaba sin cesar para que nos les faltara de nada, incluido el piso nuevo y moderno que compró en la parte más alta de Maragall, cerca de la encantadora Plaza de Ibiza, corazón de la vida comercial de nuestro querido barrio de Horta.
Este hombre que ahora veo derrotado y con mente de niño, postrado en la mudez y en la imposibilidad de comunicarse con el mundo que le rodea me ayudó un día a terminar mi casa de montaña y se levantó una entera él solo en El Vendrell, donde instaló su refugio al llegarle el bien merecido descanso de la jubilación. Aró la tierra de la huerta, la abonó, sembró y plantó hortalizas y árboles frutales y, viéndolos crecer y ayudándolos a madurar, empezó a soñar un futuro sosegado y tranquilo.
Pero no, no, señor. Cuando todo parecía estar de su parte, Dios y la salud le abandonaron. Y hace ahora cinco años, en la mesa familiar de la Nochebuena, rodeado de su numerosa familia, detuvo de repente su habla y su sonrisa, se llevó la mano a la sien izquierda, y ahí se paró todo para él.
Quien lo conoció un día no se cree que este niño con cuerpo de hombre, de mirada apagada, de leves sonidos guturales y lento arrastrar de pies, sea Pablo, el valiente emprendedor y padre de ocho hijas a las que trajo un día de La Mancha a vivir más y mejor en Barcelona, el mismo Pablo al que hoy un rosario de dolor lo condena a una silla pegada a la ventana para mirar, sin ver, a la gente que pasa por la calle, arrastrar una vejez de infancia irreversible y avanzar sin quejas hacia la muerte como si fuera un árbol talado.

lunes, 9 de enero de 2012

LA NARRATIVA ( 2)


3. REALISMO Y OBJETIVIDAD.
FANTASÍA Y SUBJETIVIDAD.
HUMOR Y LIRISMO.

Escribir con realismo es ajustarse a las leyes de la naturaleza, atenerse a los hechos y objetos con existencia real y no a razones o causas que los provocaron. Ejemplos de escritura realista los ha
habido siempre en nuestra literatura (El Poema del Cid, El Lazarillo de Tormes, La Celestina…) Veamos un ejemplo de un autor contemporáneo en el que el narrador, omnisciente, cuenta en tercera persona exclusivamente lo que ve sin inventar nada y sin evadirse de la realidad; la
realidad cotidiana se impone sobre cualquier otra cosa:

“La señora Olimpia, acuclillada ante el fuego, de espaldas a la mesa, se irguió lentamente y dio media vuelta. Sus mejillas, congestionadas, reflejaban el ardor del hogar, donde las brasas de
roble iban apagándose poco a poco, transformándose en rescoldo. Tomó del fogón una fuente de patatas fritas y la puso en el centro de la mesa camilla donde ellos comían con apetito, sujetando el hueso con los dedos, unas chuletas de cordero. Sobre la cabeza de Fíbula se abría un ventano a través del cual se adentraban tenues cacareos de gallinas y el metálico quiquiriquí de un gallo.
(El tesoro, de Miguel Delibes)

En la narración realista lo propio es la objetividad. El narrador respeta en su ejercicio narrativo lo que ve, la realidad en sí misma, sin aportar nada de su visión personal. Es decir, se limita a
presentar los objetos o los hechos tal y como son o se realizan. De ahí que, entre otros recursos, se valga habitualmente de los tiempos verbales en indicativo.

“En la punta de Izarra debió de haber en otro tiempo una batería; aún se notaba el suelo empedrado con losas del baluarte y el emplazamiento de los cañones. Cerca existía una cueva llena de maleza, donde solíamos meternos a huronear. Era un agujero, sin duda hecho en otro tiempo por los soldados de la batería para guarecerse de la lluvia y que a nosotros nos servía para jugar a los Robinsones.
El viejo Yurrumendi, un extraño inventor de fantasías, le dijo a Zelayeta que aquella cueva era un antro donde se guarecía una gran serpiente con alas, la Egan Suguía. Esta serpiente tenía garras de tigre, alas de buitre y cara de vieja. Andaba de noche haciendo fechorías, sorbiendo la sangre de los niños, y su aliento era tan deletéreo que envenenaba."
(Las inquietudes de Shanti Andía, de Pío Baroja)

La fantasía presenta un procedimiento totalmente distinto del realismo (aunque muchas veces los elementos fantásticos acompañan a los realistas como en el caso anterior, cuando se describe a la Egan Suguía) porque el escritor intenta crear un mundo no sujeto a las leyes naturales,
sino producto exclusivo de su mente y, por lo tanto, diferente del mundo real que lo rodea. Siempre se han dado narraciones fantásticas paralelamente a las realistas en todas las literaturas; los Libros de caballerías, las Leyendas de Bécquer, Alfanhuí… son, entre otros, buenos ejemplos de la nuestra.

“Tenía también los mejores libros que se habían escrito sobre lámparas. En uno de ellos se hablaba de la “piedra de vetas”. Era ésta una piedra que decían durísima, pero porosa como una esponja, y que tenía el tamaño de un huevo y la forma de una almendra. Tenía esta piedra la virtud de beber siete tinajas de aceite. La dejaban en una tinaja y a la mañana siguiente todo
el aceite había desaparecido y la piedra tenía el mismo tamaño. Cuando se había bebido siete tinajas, ya no quería más. Entonces bastaba ponerle una torcida y encender, para que diese una llama blanca como la leche, que duraba eternamente."
(Alfanhuí, de R. Sánchez Ferlosio)

En el texto anterior, al lado de acciones verosímiles aparece de pronto la descripción de la “piedra de vetas”, cuyas virtudes sobrepasan las leyes naturales.

Compañera de la fantasía suele ser la subjetividad, expresión que se da cuando el narrador participa afectivamente en lo que narra; para ello se vale del modo subjuntivo, exclamaciones, abundancia de adjetivos, sustantivos abstractos, aumentativos, diminutivos… y también opiniones, deseos, dudas y otros estados de ánimo del personaje que está contando la acción.

Dentro de la subjetividad narrativa, el humor ocupa un lugar muy destacado. En la literatura el humor suele usarse positiva y negativamente. El humor es positivo cuando contiene benevolencia, talento, sutileza, agudeza de ingenio, ironía, contraste, poetización, ambición
estética, originalidad. En resumen, cuando emplea y busca la reflexión y la sonrisa, frente a lo obvio y simple y la carcajada fácil, que son propios del humor negativo. Entre otros, Wenceslao Fernández Flórez y Ramón Gómez de la Serna son dos extraordinarios cultivadores del buen humor.

“Las mariposas nacen de las calcomanías que pegan los niños en los cristales del invierno o en sus libros de estudio. ¡Qué enteras, qué coloridas, y cómo en relieve salen! Así, en esa crisálida de
calcomanía, esperan la primavera, y entonces se destacan en el aire y se van”.
“En la noche acústica, se oye a lo lejos a los trenes que pasan diciendo: “Que-te-cojo, que- te-cojo que-te-cojo”, persiguiendo las distancias.”
“El cerebro es un paquete de ideas arrugadas que llevamos en la cabeza.”
“El rayo es una especie de sacacorchos encolerizado.”
“Los niños, al tocar las armónicas, chupan un caramelo de acordeón.”
(Greguerías, de Ramón Gómez de la Serna)

En otras ocasiones, el humor es empleado para caricaturizar a un personaje o parodiar una acción determinada y se sitúa al borde del humor negativo, como ocurre, por ejemplo, en el retrato que hace Quevedo del Dómine Cabra en su famosa novela El Buscón. Aunque en su intención estuvo siempre buscar la risa del lector por medio del ingenio y la agudeza.

“Él era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, una cabeza pequeña, pelo bermejo, los ojos avecindados en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y oscuros, que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes; las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura hambre, parecía que amenazaba a comérsela; los dientes, le faltaban no sé
cuántos, y pienso que por holgazanes y vagabundos se los habían desterrado..."

Cuando el humor se emplea sin inquietudes artísticas, bien para pintar la anormalidad física o mental de un personaje, bien para incurrir en el chiste chabacano y sucio, entonces es claramente negativo y más bien propio de la subliteratura.

“¿Qué le dijo el papel al bocadillo, qué le dijo? A la salida te espero.”
“¿Qué le dijo la el sifón al camarero, qué le dijo? No me aprietes, que me meo.”

En narrativa, para obtener belleza y emoción (rasgos que pertenecen a la subjetividad) se suele recurrir a las llamadas figuras retóricas o recursos expresivos y que de modo sintético recordamos aquí. Entre otros, los más empleados en la prosa son: la personificación, o atribución de acciones y cualidades animadas a los seres animados; la metáfora, o identificación de términos reales con otros que son imaginarios, pensados exclusivamente por el autor; el símil, o comparación entre dos términos, uno real y otro imaginario, mediante los nexos y expresiones “como”, “parece”, “más que”, “menos que”, “se semeja”, etc.; la hipérbole, o exageración; epítetos, o adjetivos embellecedores; repeticiones, aumentativos, diminutivos…

“A principios de mayo el grillo sierra en lo verde el tallo de las mañanas; la lombriz enloquece buscando sus penúltimos agujeros de las noches; la cigüeña pasea los mediodías por las orillas fangosas del río haciendo melindres como una señorita. En los chopos altos se enredan vellones de nubes, y en el chaparral del monte bajo el agua estancada se encoge miedosa cuando las
urracas van a beberla. La vida vuelve.
La cuadrilla de la siega pasa las puertas a hora temprana, anda por la carretera de los grandes camiones y los automóviles de lujo en fila, en silencio, en oración de esperanza. Al llegar al puente del río la abandonan por el camino de los pueblos del campo lontano. Se agrupan. Alguien canta. Alguien pasa la bota a compañero. La vida vuelve.”
(Seguir de pobres, Ignacio Aldecoa)

El narrador habla en el texto de la vuelta de un nuevo día, valiéndose de bellas personificaciones ( la lombriz enloquece, la cigüeña hace melindres, el agua se encoge miedosa…) y metáforas (el
tallo de las mañanas, vellones de nubes); luego centra su atención en la cuadrilla de la siega que camina en silencio hacia los campos donde está su fatigoso trabajo. Belleza y emoción unidas
en un lenguaje sobrio pero bien escogido.

En ocasiones la prosa se poetiza tanto con estos recursos que recibe el nombre de prosa poética o poema en prosa. En nuestra narrativa son abundantes los escritores que cultivan este tipo de
prosa enriquecida con elementos líricos. Buenos ejemplos los constituyen Gabriel Miró, Valle-Inclán, Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Cernuda…

"Sobre los ladrillos cubiertos de verdín, entre las barandas y paredones encalados, allá en un rincón, estaba el jazminero, con sus ramas oscuras cubiertas de menudas corolas blancas, junto a la enredadera, que a esa hora abría sus campanillas azules. El sol poniente encendía apenas con toques de oro y carmín los bordes de unas frágiles nubes blancas que descansaban sobre el horizonte de los tejados. Caprichoso, con formas irregulares, se perfilaba el panorama de arcos,
galerías y terrazas: blanco laberinto manchado aquí o allá de colores puros, y donde a veces una cuerda de ropa tendida flotaba henchida por el aire con una insinuación marina."
(Ocnos, de Luis Cernuda)
Lectura y actividades
1. Lee los textos siguientes y contesta las preguntas que se formulan a continuación:

“Yo me sé que Padre subió varias veces al páramo por culpa mía, aunque en verdad yo no fuera culpable de sus disgustos, pues el hecho de que no quisiera estudiar ni trabajar en el campo no significaba que yo fuera un holgazán. Yo notaba en mi interior, desde chico, mi anhelo exclusivamente contemplativo y tal vez por ello nunca me interesó el Colegio, ni me interesó
la petulancia del profesor, ni el tablero donde dibujaba con tizas de colores las letras y los números. Y un domingo que Padre se llegó a la capital para sacarme de paseo, se tropezó en el patio con el Topo, mi profesor, y fue y le dijo: “¿Qué?” Y el maestro respondió: “Malo. De ahí no sacaremos nada; lleva el pueblo en la cara”. Para Padre aquello fue un mazazo y se diría por sus muecas y aspavientos y el temblorcillo que le agarraba el labio inferior que le había proporcionado la mayor desilusión de su vida.”
(Viejas historias de Castilla la Vieja, de M. Delibes)

“La corza blanca, deseando escapar por el soto, se había lanzado entre el laberinto de sus árboles y, enredándose en una red de madreselvas, pugnaba en vano por desasirse. Garcés le encaró la ballesta; pero en el mismo punto que iba a herirla, la corza se volvió hacia el montero y, con voz clara y aguda, detuvo su acción con un grito, diciéndole:
--Garcés, ¿qué haces?
El joven vaciló y, después de un instante de duda, dejó caer al suelo el arma, espantado a la sola idea de haber podido herir a su amante. Una sonora y estridente carcajada, vino a sacarle al fin de su estupor; la corza blanca había aprovechado aquellos cortos instantes para acabarse de desenredar y huir ligera como un relámpago, riéndose de la burla hecha al montero.
--¡Ah, condenado engendro de Satanás!—exclamó Garcés con voz espantosa, recogiendo la ballesta con una rapidez indecible--; pronto has cantado la victoria, pronto te has creído fuera de mi alcance--; y esto diciendo, dejó volar la saeta, que partió silbando y fue a perderse en la
oscuridad del soto, en el fondo del cual sonó al mismo tiempo un grito, al que siguieron después unos gemidos sofocados.”
(La corza blanca, de G. A. Bécquer)
“Estaba en el desván, y de pronto ocurrió algo difícil de creer. Sobre la mesa vieja de mi padre, y en menos de un minuto, se desarrolló la escena que paso a narrar. Un ratón, que parecía de blanca y milagrosa lana, se metió en la copa grande que desde tiempo inmemorial descansa allí; al instante, el gato de la vecina entró por la claraboya y se asomó a la cárcel del cristal donde se había metido el roedor. Debió de pensar: “Presa fácil”, y, sin dudarlo un momento, introdujo sus manos en la copa dispuesto a capturarlo. Pero no contaba con la astucia del ratón porque cuando entraba en el recipiente, el ratón salía de él valiéndose del cuerpo de su enemigo. Y éste, sin poder salir de su asombro ni de la copa, vio desesperado cómo el nevado ratoncillo huía ante sus propias narices. Ya dije que la historia no iba a ser creída fácilmente.”
(Historias increíbles, de Esteban Conde)


“El poste silbó malhumorado.
--¿Y a qué viene eso? ¿Qué cantan ustedes?
--Imitamos a un tren remoto.
--¿Y para qué? ¿Son ustedes el tren?
--No—reconoció el pino, avergonzado.
--Entonces, ¿qué pretenden con esa mixtificación? Ya que usted me interpela, le diré que no encuentro seria su conducta.
--¿Quizá le agrada más la canción de la lluvia?
--No.
--¿Acaso la canción del mar?
--Ninguna de ellas. Éste es un bosque sin formalidad. ¿Quién podría creer que árboles tan talludos pasasen el tiempo cantando como ranas? Yo no canto nunca, susurro apenas. Si ustedes acercasen a mí sus oídos, escucharían el murmullo de una conversación, porque a través de mí pasan las conversaciones de los hombres. Eso sí que es maravilloso. Sepan que vivo consagrado a la ciencia y que yo mismo soy ciencia y que todo lo que ustedes hacen a mi alrededor lo reputo como bagatela y sensiblería.”
(El bosque animado, de W. F. Flórez)

“Recuerdo haber oído contar que un español, no andaluz, se encontró en una casa de cierto lugar de Andalucía con esta inscripción: K pan Kalá. Preguntó al dueño del local lo que esto significase, y el dueño, riguroso fonetista, le contestó que bien claro estaba lo que allí decía: Ca pancalá. Y como no pudiera sacarle de aquí, pidió le diera de aquel producto, que tal llegó a parecerle, encontrándose con que era cal para encalar.”
(El caballero de la triste figura, de Unamuno)

“Surgió un barco. Es posible que no fuera blanco; pero lucía candentemente como cincelado del sol y de blancura. Fue el mar para él como el cielo para el ave. Las aguas se abrían en rutas infinitas y gloriosas, dando un aliento de razas, de épocas, de pensamiento y de delicias. El mar, que nos había rendido y nos hizo suyos en una absorción cósmica, se recogía en una copa para nuestra sed. Ya no era la glorificación de su dinámica vaporosa soledad, sino belleza al servicio de los hombres, idea de forma; todo se caldeaba en forma de formas de emoción: el aletazo frío del viento libre, la alegría de la claridad, la claridad hecha mundo de aguas y de cielos, la inquietud
perdurable."
(El ángel, el molino, el caracol de fuego, de G. Miró)



a) Diferencia los elementos realistas y los fantásticos presentes en los textos citando unos y otros.
b) Explica la objetividad y subjetividad con que se comportan los narradores. En este último caso, señala los elementos humorísticos y líricos.
Razona tu respuesta.





4. TÉCNICAS NARRATIVAS: EL ESPACIO Y EL TIEMPO

Tan importante como cualquier otro elemento narrativo (la acción, los personajes, el tiempo...) es el espacio puesto que sin él no podría articularse la estructura narrativa. Los espacios o
lugares donde se sitúa la narración pueden ser muy diversos, desde paisajes abiertos y amplios en plena naturaleza hasta sitios cerrados y pequeños como una simple habitación, pasando por ciudades, calles, plazas, castillos, viviendas, etcétera. Y conviene no olvidar que la elección de cualquiera de estos espacios se debe a una motivación muy singular del narrador, pues normalmente ocultan una significación o una simbología. Es decir, el hecho de que aparezca en una narración un espacio interior o exterior determinados obedece a una connotación singular, al menos en la narrativa moderna. Veamos un par de ejemplos: el primero pertenece a Tiempo de silencio, de L. Martín Santos, en el que la descripción del lugar de los hechos, un quirófano, es muy significativa si se la relaciona con el personaje que aparece él, Florita:

"En contra de la opinión de los arquitectos sanitarios suecos que últimamente prefieren construir los quirófanos en forma hexagonal o hasta redondeada (lo que facilita los desplazamientos del personal auxiliar y el transporte del material en cada instante requerido) aquel en que yacía Florita era de forma rectangular u oblonga, un tanto achatado por uno de los polos y con el techo artificiosamente descendente a lo largo de una de sus dimensiones. No gozaba la paciente casi parturienta de niquelada mesa o de aceroinoxidada mesa con soportes de muslos para mejor obtener la posición ginecológica preferida por casi todos los artífices, sino acajonada mesa de pino gallego antes servidora del transporte de cítricos de la región valenciana..."

El segundo ejemplo corresponde a Las ninfas, de Francisco Umbral. El espacio aquí es una plaza y las calles adyacentes donde se desenvuelven dos tipos de personajes; unos de clase alta y otros de clase más modesta:

"La casa de Cristo-Teodorito, y la mía incluso, se asomaban un poco a aquella plaza, pero desde calles oscuras, estrechas y frías. seis calles entraban en aquella plaza o, mejor dicho, no entraban, sino que desaguaban allí su soledad sin faroles, y todo hacía subir el caudal de silencio y solemnidad que tenía el gran redondel. Una calle era afilada y fría como un cuchillo que venía del norte, otra era delgada y conventual, había un callejón corto, torcido y borracho, y una calle ancha y bella, con varias iglesias y conventos, y otra calle estrecha y pobre, que quedaba redimida por las luces que le venían de poniente, y, finalmente, una especie de calle comercial, con muchas mercerías y tiendas de comestibles."

Con todo, en una misma novela varían los espacios. Por ejemplo, en La verdad sobre el caso Savolta, de E. Mendoza, aparecen, además del paisaje urbano de Barcelona (el principal),
con sus calles, sus prostíbulos, sus mansiones..., la ciudad de Valladolid, varias poblaciones de la provincia de Lérida, una sala de juzgado de Nueva York...
De todo ello se deduce que el espacio sirve en la narración entre otras cosas para causar cierto simbolismo (social, profesional, personal), ubicar a los personajes dentro de la acción o ayudar al lector a imaginarse dónde ocurren los hechos y viven los personajes. El medio lingüístico del que
se vale el autor para hablar de los lugares de la novela es la descripción topográfica.

Lo mismo que hemos dicho del espacio, el tiempo es necesario para articular la estructura narrativa. El modo más sencillo de narrar una historia es empezar por el principio y acabar por el
final; sin embargo, desde muy pronto los novelistas descubrieron que empleando la alteración temporal conseguirían relaciones que de hacerlas cronológicamente serían imposibles. En la narrativa contemporánea las modificaciones temporales son recursos muy empleados, y así, al lado de las escasas tramas que son contadas linealmente en la narrativa actual, la mayoría utiliza diversas técnicas referidas al tiempo: la llamada in medias res, el tiempo retrospectivo o flash-back, el tiempo simultáneo...

El tiempo lineal es el tiempo que avanza cronológicamente. Hasta el siglo XIX los casos son generales. Desde Cervantes a Galdós la trama se cuenta de modo causal y ordenado. Sin embargo, desde muy pronto, se empleaban otras técnicas. Por ejemplo, Ulises empieza la Odisea
en la mitad de la historia, in medias res, cuando de regreso a Ítaca tras la guerra de Troya, retrocede para narrar las peripecias ocurridas hasta ese momento y luego reemprende la historia hasta acabar en su patria.

De todos modos, conviene distinguir tres tipos de tiempo: el que dura la historia que se cuenta; el que emplea el narrador para referir los sucesos, y el que tarda el lector en leer la obra. Los más importantes son los dos primeros, que el novelista hace coincidir al final de la obra; sin embargo, a medida que escribe se vale de diversas técnicas para conseguirlo: condensando el tiempo que ha pasado en unas pocas frases, acelera el ritmo narrativo; eliminando momentos de la historia que el lector debe deducir atendiendo a otros datos explicitados, expresa el tiempo transcurrido; haciendo hablar a los personajes, hace coincidir los dos tiempos importantes.

Finalmente, cuando no coinciden el orden de la cronología de la historia y el orden del tiempo que emplea el narrador en la escritura, dan lugar a dos tipos de anacronía o ruptura del tiempo: la prolepsis o anticipación, que se produce cuando la narración principal se adelanta en el tiempo y cuenta sucesos que aún no han ocurrido realmente. Uno de los ejemplos más claros lo constituye Crónica de una muerte anunciada, de G. García Márquez.
"Victoria Guzmán, por su parte, fue terminante en la respuesta de que ni ella ni su hija sabían que a Santiago Nasar lo estaban esperando para matarlo. Pero en el curso de sus años admitió que ambas lo sabían cuando él entró en la cocina para tomar el café. Se lo había dicho una mujer que pasó después de las cinco a pedir un poco de leche por caridad, y les reveló además los motivos y el lugar donde lo estaban esperando."

Lo contrario es la analepsis o retrospección, que se da cuando la narración principal vuelve atrás en el tiempo para contar sucesos ocurridos. Como vemos en el siguiente fragmento de Primera memoria, de Ana Mª Matute:
"Procuré llevar el pequeño carro de mis recuerdos hacia las varas de oro, en el huerto, o a las ramas de tonos verdes, resplandecientes en el fondo de las charcas. (A una charca en particular, sobre la que brillaba un enjambre de mosquitos, verdes también, junto a la que oía cómo me buscaban, sin contestar a sus llamadas, porque aquel día fue la abuela a buscarme-- vi el
polvo que levantaba el coche en la lejana carretera--, para llevarme con ella a la isla.)"


Lecturas y actividades
1. Lee los textos siguientes y responde las preguntas:

"Vine a Madrid para matar a un hombre a quien no había visto nunca. Me dijeron su nombre, el auténtico, y también algunos de los nombres falsos que había usado a lo largo de su vida secreta, nombres en general irreales, como de novela, de cualquiera de esas novelas sentimentales que leía para matar el tiempo en aquella especie de helado almacén, una torre de ladrillo próxima a los raíles de la estación de Atocha donde pasó algunos días esperándome, porque yo era el hombre que le dijeron que vendría, y al principio me esperó disciplinadamente, muerto de frío, supongo, y de aburrimiento y tal vez de terror, sospechando con certidumbre creciente que algo se estaba tramando contra él, desvelado en la noche, bajo la única manta que yo encontré
luego en la cama, húmeda y áspera, como la que usaría en la celda para envolverse después de los interrogatorios, oyendo hasta medianoche el eco de los altavoces bajo la bóveda de la estación y el estrépito de los expresos que empezaban a llegar a Madrid antes del amanecer."
(Beltenebros, de A. Muñoz Molina)

"Pons vivía en una casa espléndida al final de la calle Muntaner. Delante de la verja del jardín --tan ciudadano que las flores olían a cera y a cemento-- vi una larga hilera de coches. El corazón me empezó a latir de una manera casi dolorosa. Sabía que unos minutos después habría de verme dentro de un mundo alegre e inconsciente. Un mundo que giraba sobre el sólido pedestal del dinero y de cuya optimista mirada me habían dado alguna idea las conversaciones de mis amigos. Era la primera vez que yo iba a una fiesta de sociedad, pues las reuniones en casa de
Ena, a las que había asistido, tenían un carácter íntimo, revestido de una finalidad literaria y artística. Me acuerdo del portal de mármol y de su grata frescura. De mi confusión ante el criado de la puerta, de la penumbra del recibidor adornado con plantas y con jarrones. Del olor a señora con demasiadas joyas que vino al
estrechar la mano de la madre de Pons y de la mirada suya, indefinible, dirigida a mis viejos zapatos, cruzándose con otra anhelante de Pons, que la observaba."
(Nada, de Carmen Laforet)
"La medianoche tocaba a su punto. La luna, que se había ido remontando lentamente, estaba ya en lo más alto del cielo, cuando al entrar en una oscura alameda que conducía desde el derruido claustro a la margen del Duero, Manrique exhaló un grito leve, ahogado, mezcla extraña de sorpresa, de temor y de júbilo. En el fondo de la sombría alameda había visto agitarse una cosa
blanca, que flotó un momento y desapareció en la oscuridad. la orla del traje de una mujer, de una mujer que había cruzado el sendero y se ocultaba entre el follaje, en el mismo instante en que el loco soñador de quimeras e imposibles penetraba en los jardines.
--¡Una mujer desconocida...! ¡En este sitio...! ¡A estas horas!
Ésa, ésa es la mujer que yo busco-- exclamó Manrique; y se lanzó en su seguimiento, rápido como una saeta."
(El rayo de luna, de G. A. Bécquer)

a) Explica los tipos de espacio que aparecen en los textos anteriores.
b) Comenta el tiempo de los fragmentos que acabas de leer.
c) Explica los recursos empleados en las descripciones presentes en los textos.
d) Haz un estudio de las formas verbales empleadas en la narración de los hechos.


sábado, 7 de enero de 2012

DISCURSO DE AÑO NUEVO




Viejos y recordados conocidos,
absolutos e ignorados desconocidos,
amigos y enemigos,

antes de que muera el año viejo
y haya nacido el año nuevo,
olvidad los recuerdos

y empezad a ilusionaros como niños:
así creceréis como niños
y tendréis sueños de niños.

Caminos nuevos,
nuevas palabras y nuevos silencios,
nuevos proyectos.

Tolerancia sin prejuicios,
memoria sin olvido,
amistad sin bolsillo.

Año Nuevo,
otro sendero,
nuevo espíritu viajero.

Libertad sin resquicios,
honradez sin timos,
paz sin tiros.

Y trabajo abierto,
abrazos sinceros,
amistad sin ceros.

Camino limpio,
sin zancadillas, camino,
sólo camino.

Y el horizonte lejos,
pero seguro, como un puerto
que premia los esfuerzos.

Viejos y recordados conocidos,
absolutos e ignorados desconocidos,
amigos y enemigos:

Así debe ser el Año Nuevo:
un mar lleno de sueños
y un puerto seguro como premio.

martes, 3 de enero de 2012

Breve diccionario senequista

Incluyo hoy las últimas letras del Diccionario Senequista, con lo que le doy fin. Espero que os sirva de algún provecho.


P

Paciencia
Al que la razón no pudo dar remedio, muchas veces se lo dio la paciencia.
Pasión
Contumaz es toda pasión y mala de despedir.
Las pasiones aguzan el ingenio.
Muchas veces la pasión nos ata la lengua.
Se refieren las leves pasiones y las muy grandes no se pueden referir.
No podemos evitar las pasiones, pero sí vencerlas.
Patria
Nadie ama a su patria porque es grande, sino porque es suya.
Doloroso es perder la patria, más doloroso es temer esta desgracia y dolorosísimo los dos infortunios juntos.
Por Patria reputamos la tierra donde vivimos felizmente.
Paz
El buen capitán no ha de confiar tanto en la paz, que no se prepare para la guerra.
Peligro
El peligro que no se teme, más presto viene.
No se puede acometer a los poderosos sin peligro.
Nunca se vence un peligro sin otro.
El que pudiendo no favorece al que está en peligro, ayuda a matarlo.
Perdonar
Virtuosa cosa es perdonar a quien se arrepiente.
Pereza
Estar en el ocio muy sosegados no es reposo, sino pereza.
Piedad
Natural es en todo hombre la piedad, pero en el príncipe es más honrosa.
Placer
Los placeres aun después de haber pasado recrean.
Mejor puede usar de sus placeres el que mejor los puede encubrir.
Menos duran los placeres que su memoria.
Pobre
El pobre contra su voluntad se harta.
Es natural de pobres contar muchas veces el caudal.
Con más seguridad seríamos ricos si conociéramos el poco trabajo que hay en ser pobres.
Pobreza
En ninguna parte se siente más la pobreza que en el destierro.
Honrosa es la alegre pobreza.
No hay cosa que más abata los espíritus que la pobreza.
No es pesada la pobreza sino para aquel que la tiene por pesada.
La pobreza se ve obligada a tentar todos los caminos.
Llevadera sería la pobreza si no trajese consigo la deshonra.
Por rico se puede tener el que con la pobreza bien se aviene.
Poder
Lo más perfecto que hay en el hombre está libre del poder e los hombres.
Precio
La carencia de una cosa le da precio.
Prisa
Al que va deprisa se le hace grande el más pequeño estorbo.
Prosperidad
Cuanto mayor es la prosperidad, tanto menos se debe confiar en ella.
La prosperidad que más dura es la que vino despacio.
Desasosegada cosa es la prosperidad.



R

Razón
Tanto más poder tiene la razón, cuanto más libre está de pasión.
Poco más o menos, en todo es igual la razón.
Vívese más por imitación que por razón.
Buena es la riqueza si la manda la razón.
La razón no vence por sí misma a cada vicio, sino juntamente a todos.
Muchas sutilezas despojan de sus bríos a la razón.
Riqueza
Buena es la riqueza si la manda la razón.
Con más seguridad seríamos ricos si conociéramos el poco trabajo que hay en ser pobres.
Grande se puede llamar el que en las riquezas es pobre.
El sabio no tiene afición a las riquezas, mas querríalas antes tener que dejar de tener.
No se alaban las riqueza porque se codician, sino que se codician porque se alaban.
El rico que sin tener cuenta lo es, poco tiempo es rico.




S

Sabiduría
La buena memoria es principio de sabiduría.
Uso y memoria engendraron sabiduría.
Vergüenza es el viejo no saber más de lo que lee.
El mayor espacio de la vida es vivir hasta saber.
Largo es el camino de los preceptos para llegar a la sabiduría, y corto el de los ejemplos.
El sabio nunca provoca la ira del más poderoso, sino que procura evitarla.
El sabio debe caminar siempre por un sendero, mas no a un paso.
El sabio no debe huir de la vida, sino apartarse de ella.
Salud
Mejor es la salud que nunca se perdió.
Mala salud es la que por otra enfermedad se alcanza.
La parte de vuestro cuerpo más sana es la que más se ejercita.
Nada ofende tanto a nuestra salud como la mudanza de remedios.
Sencillez
La sencillez y la claridad distinguen el lenguaje del hombre de bien.
Sensualidad
La sensualidad es sepultura de ingenios.
Sueño
Pesado sueño tiene el que no siente qué mal duerme.
Soledad
No hay soledad en que alguno no viva por pasatiempo.
Sufrimiento
Del tormento se libra el que fácilmente lo sufre.
Cada uno sufre o goza según sus obras.
La mayor parte del tormento es el tiempo que precede al tormento.




T

Temeridad
El buen suceso disculpa la temeridad.
Temor
Un amor apaga otro amor, y un temor otro temor.
Templanza
La poca templanza del enfermo hace al médico ser cruel.
Difícilmente se tiene templanza en lo que se presume ser bueno.
Tiempo
Doloroso es el tiempo que entre dudas se pasa.
No se puede asegurar la existencia de un solo día.
El tiempo hace llevaderas las desgracias.
No hay cosa perpetua, y aun son muchas las que poco duran.
Para grandes cosas se requiere mucho tiempo.
Siempre es peor el día siguiente.
Todo lo que de nuestra edad queda atrás, la muerte lo tiene.
Trabajo
Deberíamos recibir bien los trabajos, sabiendo que vienen por providencia divina.
Ningún trabajo es grande que se ha de pasar una sola vez.
Más pena nos da la opinión de trabajo que el trabajo mismo.
El fin de un trabajo es principio de otro.
Ninguna nace para pasar la vida sin trabajo.
Lleva bien pequeños trabajos el que pasó por otros mayores.
El trabajo sirve de nutriente a los pecados generosos.
Mejor se guarda lo que con trabajo se gana.
Para el hombre ocupado no hay día largo.
Todo es posible a quien no teme los trabajos.
Mayor trabajo es venir a miseria que tenerla.
Más siente los trabajos el que de ellos no tiene experiencia.
Sufra trabajos aquel a quien la suerte se los da.
Triste
Solamente pueden consolar al triste la razón y el trabajo honesto.
Tristeza
Lloren los ojos, no el alma.
Nadie desea darse tristeza a sí mismo.
No hay mayor causa para llorar que no poder llorar.
Yerra el que se aflige porque en algún tiempo pueda tener aflicción.




U

Utilidad
Sé útil primero a los demás, si quieres ser útil a ti mismo.
Para pocos nació el que solamente es útil a las gentes de su tiempo.
No conocerás cuándo el sabio te es útil, y lo conocerás cuando te haya sido útil.
Un perverso perjudica a otro perverso, mientras que los útiles son buenos a los útiles.





V

Valentía
Es cobardía menospreciar la vida y valentía resistir las grandes desgracias.
Valor
El valor es siempre ambicioso de peligros.
Muchas veces es valor el conservar la vida.
Vejez
Poco tiene que esperar aquel a quien la vejez hizo vecino de la muerte.
Pocos hay viejos y dichosos.
Vergüenza es en el viejo no saber más de lo que lee.

Vencer
Dos veces vence el que en la victoria se vence a sí mismo.
El que desee vencer, prepárese para la guerra de mucho tiempo.
Nadie puede vencer sin que otro pierda.
Todo el lícito al vencedor.
Furiosos son los primeros ímpetus del vencedor.
Venganza
Ninguno hay tan bajo que no pueda esperar venganza de otro mayor.
El sabio no castiga por venganza de lo pasado sino por remedio de lo venidero.
Por venganza tiene el magnánimo haber podido vengarse.
Menos venganza quiere el padre de la que quiere la ley.
Verdad
Mejor es tener a la verdad obligada que confiar en ella.
La verdad se pierde en grandes porfías.
Mucha parte de la verdad se encubre a quienes vista no tienen.
Mucha parte de la verdad está por descubrir.
La verdad en todas sus partes lo es.
Vicio
Por el vicio ajeno enmienda el sabio el suyo.
A vicios leves, pequeños remedios bastan.
Nunca se tiene un vicio solo.
Los que con armas vencen, los vencen muchas veces los vicios.
Ningún vicio hay que no tenga disculpa alguna.
Menos camino hay de la virtud al vicio, que de los vicios a la virtud.
Más seguro está en la virtud el que ya pasó por los vicios.
Hasta los vicios de quien mucho amamos nos placen.
No queda esperanza de remedio cuando los vicios se mudan en costumbres.
Es grande el vicio en el deudor hacer ofensa de su acreedor.
El mayor mal que en los vicios puede haber, es convertirse los unos en los otros.
El conocimiento del vicio es principio de virtud.
En ninguno puede haber vicio, sino en el que puede haber virtud.
Se perdieron las buenas costumbres después que a los vicios se les dio el nombre de virtud.
El que en sí reconoce algún vicio, presume que de él se habla cuando se nombra aquel vicio.
Hay vicios que como señales de felicidad deleitan.
Victoria
Dos veces vence el que en la victoria se vence a sí mismo.
Vida
Nadie aceptaría la vida si al tiempo de recibirla tuviese entendimiento.
Mejor debe ser nuestra vida que la del pueblo, mas no contraria.
Cada día nuevo debemos juzgarlo una nueva vida.
Muy amable es la vida cuando todos la desean.
Trabajosa cosa es comenzar siempre la vida.
Obliguemos a nuestra alma a que principie a vivir bien; que después pequeños remedios bastan.
Toda vida es tormento.
Si te sabes aprovechar de la vida, larga es.
Aunque la edad de algunos fue imperfecta, su vida fue perfecta.
El que quiera vivir sólo entre justos, viva en un desierto.
Vívese por imitación más que por razón.
Muchos acabaron la vida antes de comenzar a vivir.
Virtuosa cosa es haber acabado de vivir antes de acabar la vida.
Mucho puede la casualidad en nuestra vida porque vivimos por casualidad.
No es muy grande el ánimo a quien deleitan cosas terrenas.
Con facilidad se adquiere lo preciso para la vida.
Nunca es tarde para vivir bien.
Doloroso es que comencemos a vivir cuando morimos.
Pequeño aparato basta para vivir bien.
La inconstancia acorta los días de nuestra vida.
Manchada deja su vida el que procura su muerte.
De vivir y de morir nos pesa.
Vilmente vive el que conforme a las costumbres del vulgo vive.
Si quieres no temer ni esperar, da por pasada la vida.
Virtud
La desgracia es a veces ocasión de virtud.
Virtud es sufrir al ingrato hasta que sea agradecido.
Toda virtud se adquiere con trabajo.
¿Qué no vence la virtud?
La virtud ni causa hastío ni arrepentimiento.
La verdadera virtud ha de ser natural y no fingida.
Toda virtud es difícil de seguir y aun lo que se acerca a la virtud.
La virtud que por mucho tiempo se ejercita, persevera.
Bien acaba la virtud si acaba primero la vida.
La virtud no permanece oculta.
El precio de la virtud es ella misma.
En ninguno puede haber vicio, sino en el que puede haber virtud.
Hasta el que se aparta de la virtud, la reconoce.
La virtud impide llorar a los valientes, y a los débiles se lo manda.
Menos camino hay de la virtud al vicio, que de los vicios a la virtud.
Una parte de la virtud consiste en la teoría y otra en la práctica.
Venturoso premio de la virtud es ser aborrecido por los viciosos.
Más seguro está en la virtud el que ya pasó por los vicios.
Se considera virtud la maldad que sucede bien.
No hay cosa, por pequeña que sea, en que no quepa virtud.
La virtud pierde sus fuerzas si le falta oposición.
Más grata es la virtud en una persona hermosa.
Noble se puede llamar al que por naturaleza es inclinado a la virtud.
El conocimiento del vicio es principio de virtud.
La virtud aborrece a los espíritus bajos.
Es virtud de segundo orden dar consejo.
Más virtud es favorecer al malo por razón del bueno, que por causa del malo no ayudar al bueno.
Debemos ponernos por modelo algún varón virtuoso, y pensar que asiste de continuo a nuestras obras.
En todo lugar se puede vivir virtuosamente.
Ningún virtuoso puede placer al pueblo.
Voluntad
Las injurias y los beneficios penden de la voluntad.
La amistad y la enemistad proceden de la voluntad.
Muchos dejan de pecar más por vergüenza que por voluntad.