lunes, 14 de noviembre de 2011

Fotografías que hablan

La Tossa de antaño



El pasado es lo que tiene: convierte las cosas en pura añoranza. Cuando miro estas fotos, la Tossa de ahora se repliega en su tiempo de magia y poesía. Las calles nuevas, los árboles del paseo de mar, el recinto de la Vila Vella... todo desaparece ante el empuje que tiene el ayer en algunos casos, como en el de las fotografías, que no es otra cosa que el ansia de otro tiempo por eternizarse en una cartulina.



La riera es el cordón umbilical que une el pasado con el presente y prolonga la mirada de ahora hacia el futuro. Está todo el tiempo en esta agua que corre siempre hacia el mar, justo al pie de las murallas. Miro su corriente y veo a la vez a estas mujeres que lavan la ropa en ella, mujeres que están alojadas para siempre en un tiempo sin muerte,  y a los niños de ahora que chapotean en busca de una pelota o persiguiendo a alguna gaviota que ha bajado a beber agua dulce.



La playa sigue siendo la misma, aunque la fotografía nos habla de un trabajo que pasó a mejor historia. Hoy en día, los pescadores de Tossa viven de los recuerdos y los cuentan a quienes quieran oírlos. De la pesca de ayer y del mundo difícil del trabjo del mar, queda aún escondida entre el bullicio de los visitantes alguna estatua de mujer solitaria remedando redes.



Hoy de las velas que se hacían a la mar para robar a sus entrañas azules la carne apetitosa de los peces sólo queda la nostalgia reflejada en esta fotografía, y de la Vila Vella, demasiada desnudez al viento, unas ganas insaciables de adornar sus piedras con las verdes melenas de los pienos, que aguardan el futuro que hoy conocemos.

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