TEXTOS DE INTRODUCCIÓN
"Un texto narrativo es una historia que se cuenta con lenguaje; esto es,
que se convierte en signos lingüísticos. Como se hizo evidente a partir de la
definición de un texto narrativo, estos signos los emite un agente que relata.
El agente no es el escritor. Por el contrario, el escritor se distancia y se
apoya en un portavoz ficticio, un agente al que se denomina técnicamente
narrador. Pero el narrador no relata continuamente. Cuando en el texto aparece
el estilo directo, es como si el narrador transfiriese provisionalmente su
función a uno de los actores. Cuando se describa el estado textual, será por lo
tanto importante determinar quién realiza la narración."
(Teoría de la narrativa, de Mieke Bal)
"Una cosa es lo que cuenta el novelista --la sustancia del contenido-- y otra muy distinta la manera de contarlo--el continente o la expresión--. Una misma historia o anécdota se
puede, por la tanto, contar de muy distintas maneras. Raymond Queneau en Ejercicios de estilo narra de 98 maneras diferentes una misma anécdota: lo que ocurre en un autobús abarrotado de gente y el encuentro de uno de los pasajeros con un amigo. habrá que distinguir,
pues, lo que se suele denominar historia, trama y discurso. la historia es una
narración de sucesos ordenados en su orden temporal. O dicho de otra manera, el
encadenamiento temporal de las acciones que protagonizan los personajes."
(Introducción a los géneros literarios, de Juan Luis Onieva)
"Si nos fijamos en nuestra literatura, es fácil comprobar cómo la mayor parte de la novelística clásica responde al esquema de la sucesión y yuxtaposición de episodios relativamente
aislables, y sólo unificados en función de un protagonista o de unos personajes
centrales. Ya hemos citado los casos del Lazarillo, El Quijote, Guzmán de Alfarache, El Persiles, El Criticón, etc., a los que cabría agregar la mayor parte de las novelas caballerescas, de las pastoriles, las bizantinas, etc.. El esquema del viaje se da en casi todas, así como la
frecuente intercalación de cuentos, novelas cortas, etc.."
(Estructuras de la novela actual, de M. Baquero Goyanes)
1. LA NARRATIVA:
LA HISTORIA Y SUS NARRADORES.
Sin duda alguna el género literario más cultivado y leído es el de la Narrativa. En
este apartado trataremos de la historia que se cuenta en toda narración y los temas fundamentales de la misma. No es lo
mismo historia que argumento, pues mientras éste se basa en la causalidad que
ha originado los hechos, la historia es la mera narración de los mismos aunque
sujetos a un marco temporal. Por último, debemos aclarar que una historia no
existe si no se viste de lenguaje; por ello, una misma historia puede contarse
de muchos modos, según los recursos lingüísticos empleados para contarla.
Dicho esto, la historia puede ser real, irreal, mezcla de una y otra; incluso puede recoger la vida de una persona, conocida o desconocida. Veamos por separado los tipos de historia más corrientes:
.-Parte de la vida de un personaje, como es el caso de Lazarillo de Tormes, que abarca desde el nacimiento del pícaro en el molino del río hasta que se casa en Toledo y ejerce un oficio más o menos honrado.
.-Vidas enteras de un personaje famoso, generalmente reales, contadas en tercera persona, caso de las Biografías (Vidas de los Césares, por ejemplo) o en primera persona, como los libros de Memorias.
.-Historia de un momento decisivo en la vida de un personaje, como en Cinco horas con Mario, de Delibes, en que Carmen, plantea a su marido de cuerpo presente una serie de problemas vitales compartidos con él mientras espera a que vengan los empleados de la funeraria a llevarse el féretro.
.-Un acontecimiento, una experiencia, un proceso de la vida cotidiana, etc. que influirán en el resto de la vida de un personaje o de varios, suceso que puede englobar un tiempo más o menos extenso, como lo ocurrido en El Jarama, de Sánchez Ferlosio, donde un grupo de chicos y
chicas se divierten un domingo de verano a orillas de ese río hasta que el ahogamiento de Luci, una de las chicas, trastoca la alegría en desolación y cambia repentinamente la vida de sus amigos.
.-También hay historias cuyos actores principales son animales, como podemos ver en algunos apólogos del El Conde Lucanor, de don Juan Manuel (Lo que le sucedió a una zorra con un cuervo..., Lo que le pasó a la golondrina con los otros pájaros..., Lo que hacen las hormigas para defenserse...), y otros cuentos tradicionales, como el tan conocido de El gato con botas. Otras historias tratan de viajes (20000 leguas de viaje submarino, de Verne), de ciudades (La ciudad de los prodigios, de E. Mendoza), de objetos (La carta robada, de Poe), de fenómenos naturales (El
rayo de luna, de Bécquer), de batallas (Zaragoza, de Galdós), etc.
Por otra parte, ninguna historia puede existir si no hay detrás un narrador que la cuente desde un
punto de vista determinado. Existen varias clases da narrador:
.-Narrador externo que habla en tercera persona y lo sabe todo de la acción y de los personajes del relato. Por ejemplo, en Zalacaín el aventurero, de Pío Baroja, la persona que habla es omnisciente, conoce hasta el menor detalle de lo que ocurre y lo que piensa cada personaje de la
novela, incluido el protagonista.
"En esta época, los chicos no iban tanto a la escuela como ahora, y Martín pasó mucho tiempo sin sentarse en sus bancos. No sabía de ella más sino que era un sitio oscuro, con unos cartelones blancos en las paredes, lo cual no le animaba a entrar. Le alejaba también de aquel modesto centro de enseñanza el ver que lo chicos de la calle no le consideraban como uno de los suyos, a causa de vivir fuera del pueblo y de andar siempre hecho un andrajoso."
En este tipo de narrador omnisciente puede aparecer la voz del propio autor para dirigirse de vez en cuando al lector avisando, recriminando, valorando los hechos o los dichos de uno o más personajes. es lo que ocurre en muchas de nuestras novelas realistas (las de Galdós, Pereda, Valera...)
.-Narrador externo que habla en tercera persona, pero sólo sabe lo que ve y oye; actúa como una cámara, que registra la imagen y el sonido, sin participar en la acción ni opinar sobre ella. La citada novela de Sánchez Ferlosio, El Jarama, es uno de sus mejores exponentes.
.-Narrador externo que habla en tercera persona y se identifica con un personaje de la
novela; puede estar presente en las acciones principales de la novela, como ocurre con Lolo, el protagonista de tres años de El príncipe destronado, de Delibes.
.-Narrador interno que habla en primera persona y participa en la acción del relato como protagonista de la misma; presta a la narración un tono subjetivo e intimista y la caracteriza como autobiográfica. El citado caso del Lazarillo de Tormes o de cualquiera de los personajes principales de las novelas picarescas son claros ejemplos.
"Fue tal el golpecillo, que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos de él se me metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales hasta hoy día me quedé. Desde aquella hora quise mal al mal ciego, y, aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi que se había holgado del cruel castigo."
.-Narrador interno que habla en primera persona y participa en la acción del relato como un personaje secundario; se llama también narrador testigo porque suele ser un personaje que ha
presenciado los acontecimientos de la historia. Así ocurre con Nelly, la criada de Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, sin cuya narración no conoceríamos los detalles del amor tempestuoso entre Catherine y Heathcliff.
También se emplea la primera persona del plural (Azorín, Cortázar).
.-Narrador que emplea la segunda persona (el tú o el usted) para dirigirse a un personaje de
la novela; puede ser omnisciente o cualquier otra clase de narrador. La citada novela de Delibes, Cinco horas con Mario, es un ejemplo palmario, en el cual la viuda se dirige durante toda la novela a su difunto marido, de cuerpo presente, para reprocharle sus defectos y las consecuencias que han causado en la vida de ella misma. O Señora de rojo sobre fondo gris, del mismo Delibes, donde la segunda persona alterna con otras.
"Hace una hora, cuando llegaste, miraba, como cada día, el camino de grava desde el escañil. Vi cruzar tu coche ante el tragaluz. Te estaba esperando. Alicia me lo comunicó ayer. me dijo: Ha terminado la pesadilla. los han soltado. Ana irá a verte mañana. A través de ese cristal
llega hasta mí la apagada vida del pueblo... Todo lo que conforma mi vida actual se recorta cada mañana en el tragaluz. Lo miro todo; lo veo todo. Soy como Dios."
Lecturas y actividades
1. Lee los siguientes textos y contesta las preguntas:
“Alfanhuí y su maestro hablaron mucho aquellas noches. El maestro contó cómo había comido una vez una cereza de la silla. Sabía a nueces, a brasero apagado y a velas de esperma, que es el sabor de los interiores y del hastío de las casas. El maestro había visto en sueños toda la historia de aquel cerezo la noche en que había comido su fruto. Lo había plantado en el jardín el
antiguo dueño de la casa, que era ebanista. Tiempo después se había casado este hombre con una mujer joven y muy guapa y había cortado el cerezo para hacerle una silla. La mujer se sentaba allí todas las tardes, y hacía labor sobre su regazo.”
(Industrias y andanzas de Alfanhuí, de R. S. Ferlosio)
“Desta manera me fue forzado sacar fuerzas de flaqueza, y poco a poco, con ayuda de las buenas gentes, di conmigo en esta insigne ciudad de Toledo, adonde, con la bondad de Dios, después de
quince días se me cerró la herida; y mientras estaba malo, siempre me daban alguna limosna: mas después que estuve sano, todos me decían: “Tú, bellaco y gallofero eres; busca, busca un amo a quien sirvas.” ¿Y adónde se hallará este—decía yo entre mí--, si Dios ahora de nuevo (como crió al mundo) no lo criase? Andando así, discurriendo de puerta en puerta con harto poco remedio (porque ya la caridad se subió al cielo), topóme Dios con un escudero que iba por la calle con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en orden; miróme y yo a él; y díjome: “Muchacho, ¿buscas amo?” Yo le dije: “Sí, señor”. “Pues vente tras mí—me respondió--, que Dios te ha hecho merced en topar conmigo. Alguna buena oración rezaste hoy. Y seguíle, dando gracias a Dios por lo que le oí, y también que me parecía, según su hábito y continente, ser el que yo había menester.”
(Lazarillo de Tormes, Anónimo)
“Por todos lados descubríamos navíos dispersos, la mayor parte ingleses, no sin grandes averías y procurando todos alcanzar la costa para refugiarse. También los mismos españoles y franceses, unos desarbolados, otros remolcados por algún barco enemigo. Marcial reconoció en uno de estos al “San Ildefonso”. Vimos flotando en el agua multitud de restos y despojos, como
masteleros, cofas, lanchas rotas, escotillas, trozos de balconaje, portas, y, por último, avistamos dos infelices marineros que, mal embarcados y en un gran palo, eran llevados por las olas, y habrían perecido si los ingleses no corrieran al instante a darles auxilio. Traídos a bordo del “Trinidad”, volvieron a la vida, que, recobrada después de sentirse en los brazos de la
muerte, equivale a nacer de nuevo.”
(Trafalgar, de Benito Pérez Galdós)
a) ¿Qué tipo de historia se cuenta en cada uno de los textos anteriores? Razona tu respuesta.
b) Explica qué clase de narrador es el que la narra cada una de ellas. Justifica tu elección.
c) Cuenta brevemente el contenido de cada una de las historias que se narran en los textos anteriores.
Lo mismo que no hay narración sin historia, tampoco sería posible hablar de narración en la que no salieran personajes. Pues son ellos los que realizan los hechos de la historia o nos cuentan lo que ocurre en ella. Veamos en esta unidad los tipos de personajes que pueden darse.
Los personajes de la narrativa suelen ser seres vivos, personas la mayoría de las veces, Don Quijote, Ana Ozores, el Lazarillo…; en ocasiones familias, como apreciamos en Nada, de Carmen Laforet, donde se nos pinta el modo de vivir de los tíos y la abuela de Andrea, la estudiante que va a vivir a la casa que poseen aquéllos en la calle de Aribau de Barcelona. Pero también los animales pueden ser personajes (ahí están los ejemplos de Moby Dick, Colmillo blanco, Juan Salvador Gaviota...). En Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, por ejemplo, el burrito del poeta se convierte en el verdadero protagonista de los numerosos acontecimientos que suceden en la
obra.
“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...”
Otras veces ocurre que el personaje de una narración por la noche se acuesta en la historia siendo persona y se despierta a la mañana siguiente convertido en animal. Es el caso conocido de Samsa, criatura inventada por Kafka en su Metamorfosis. Ejemplos parecidos al anterior ya se dieron en
la obra latina del mismo nombre de Ovidio, en la cual las personas no sólo se transforman, por bendición o maldición de los caprichosos dioses, en animales (pájaros, arañas, etc.), sino en vegetales, como los fieles esposos Cimón y Baucis o el caso más conocido de la ninfa Dafne que, perseguida por Apolo, acaba convirtiéndose en laurel. En El bosque animado, de W. Fernández. Flórez, el verdadero protagonista de la obra son los árboles que forman ese bosque y los animales que viven en él. Hasta un muñeco de madera puede erigirse en protagonista de una historia, como es el caso de Pinocho, de la obra homónima de Collodi. Y hay obras como en Alicia
en el país de las maravillas donde los animales adquieren igual protagonismo que las personas.
Existen otros modos de clasificar a los personajes de la narración. En primer lugar, pueden ser personajes planos, si son estereotipos o se comportan basados en una sola cualidad (son buenos o malos, por ejemplo) y cuyo comportamiento es siempre previsible; y personajes redondos,
cuando son más complejos y cuya caracterización va tejiéndose a medida que se desarrolla la trama de la narración a la que pertenecen.
También pueden dividirse en personajes principales, cuando la acción narrativa se mueve alrededor de ellos; son los casos de Don Quijote, Ana Ozores, Mario y tantos otros; y secundarios, si sólo ayudan a que los principales puedan ejercer su cometido o a dar otra visión del tema central de la historia, como Sancho Panza, Fermín de Pas o Carmen, por citar otros que
pertenecen a las mismas obras que los anteriores.
Finalmente, pueden recibir otros nombres, como personaje protagonista, frente al antagonista, personaje múltiple o colectivo (los más de trescientos personajes de La colmena, de Cela, podrían
considerarse de este tipo), personaje figurante o incidental, que ejerce un papel intrascendente en la obra y muchas veces sirve para ayudar a crear ciertos ambientes sociales...; incluso puede
darse el caso del personaje ausente, del que se habla en la obra pero no aparece en ella, como la madre de Elena en La soledad era esto, de Juan José Millás, por citar un ejemplo.
En cuanto a la caracterización de los personajes, el autor de la narración puede valerse de varias fórmulas:
.-El narrador omnisciente lo retrata directamente y lo hace de manera completa y objetiva, diciéndonos del personaje hasta el detalle más pequeño, la edad, sus rasgos físicos, aficiones y hasta las comidas que suele hacer o las ropas que lo visten. Eso hace Cervantes con su personaje
principal en su obra más famosa. O “Azorín” en este fragmento de Las confesiones de un pequeño filósofo:
“Mi tío Antonio era un hombre escéptico y afable; llevaba unalarga y fina cadena de oro que le pasaba y repasaba por el cuello; se ponía unas veces una gorra antigua con dos cintitas detrás, y otras un sombrero hongo, bajo de copa y espaciado de alas (…). Era un hombre dulce: cuando se
sentaba en la sala, se balanceaba en la mecedora suavemente, tarareando por lo bajo, al par que en el piano tocaban la sinfonía de una vieja ópera.”
.-El narrador protagonista o el narrador testigo lo retratan indirectamente, es decir, dicen de él lo que saben y de qué modo los impresiona o los efectos que en ellos producen los rasgos de carácter y el modo de actuar del personaje. Juan Ramón Jiménez retrata a Platero según
lo ve él y describe este o aquel rasgo del burrito atendiendo al sentimiento, cariño, lástima, sorpresa…, que causa en él.
"En las lentas madrugadas de invierno, cuando los gallos alertas ven las primeras rosal del alba y las saludan, Platero, harto de dormir, rebuzna largamente. ¡Cuán dulce su lejano despertar, en la luz celeste que entra por las rendijas de la alcoba! (...) Y pienso en lo que habría sido del pobre Platero si en vez de caer en mis manos de poeta hubiese caído en las de uno de esos carboneros que van, todavía de noche, por la dura escarcha de los caminos solitarios, a robar los pinos de los montes."
.-El propio personaje se retrata a sí mismo, diciendo cómo actúa, habla o escribe. Son casos muy conocidos en nuestra novelística contemporánea los siguientes: el de Pascual Duarte, personaje creado por Camilo José Cela en La familia de Pascual Duarte, novela tildada de tremendista
por muchas razones, como veremos en su momento; y el de Lorenzo, bedel y cazador, que Delibes hizo protagonista de sus dos novelas con forma de diario: Diario de un cazador y Diario de un emigrante.
"Había que herir con los ojos bien abiertos, con los cinco sentidos puestos en el golpe. Había que
conservar la serenidad que parecía ya como si estuviera empezando a perder ante la vista del cuerpo de mi madre... El tiempo pasaba y yo seguía allí, parado, inmóvil como una estatua, sin decidirme a acabar. No me atrevía; después de todo era mi madre, la mujer que me había parido. Con echarme al mundo no me hizo ningún favor, absolutamente ninguno."
Lecturas y actividades
Lee los textos siguientes y contesta a las preguntas:
1.
" Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel… Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco como de piedra. Cuando paso sobre él los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
--Tiene acero…Tiene acero. Tiene acero y plata de luna al mismo tiempo.”
Juan Ramón Jiménez
2.
“Yo quiero evocar mi vida; en esta soledad, entre estos volúmenes, que tantas cosas me han revelado en estas noches plácidas, solemnes, del verano, parece que resurja en mí, viva y angustiosa, toda mi vida de niño y adolescente. Y si dejo la mesa y salgo un momento al balcón, siento como un aguzamiento doloroso de la sensibilidad cuando oigo en la lejanía el aullido
plañidero y persistente de un perro cuando contemplo el titileo misterioso de una estrella en la inmensidad infinita. Y entonces, estremecido, enervado, torno a la mesa y dudo ante las
cuartillas de si un pobre hombre como yo, es decir, de si un pequeño filósofo, que vive en un grano de arena perdido en lo infinito, debe estampar en el papel los minúsculos acontecimientos de su vida prosaica.”
“Azorín”
3.
“ El gato es el más romántico de los animales; su alianza con el hombre está hecha sólo para poder ensoñar con comodidad, libre de los absorbentes cuidados de ganar la vida y defenderla.
El perro da, en cambio, su trabajo y se muestra siempre dispuesto a él, con celo impaciente. El gato, no. Si coge algún ratón es porque le distraen las peripecias de la caza, pero a veces, cuando está sumido en fantasías cautivadoras, los deja pasar a su lado sin molestarse en entreabrir los párpados. No admite dueños sino anfitriones, y por eso no sirve sino que se deja servir. Tan seguro está de sus propias perfecciones, de la belleza de su piel, de la elegancia de todas sus actividades, que entiende pagar la máxima merced con su presencia.”
W. Fernández Flórez
4.
“Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro
moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no
terminaban en uñas de cernícalos. Eran sus manos como de lavandera, y aún conservaban hábitos de aseo. Usaba una venda negra bien ceñida en la frente; sobre ella, pañuelo negro, y negros el manto y vestido, algo mejor apañaditos que los de las otras ancianas."
Benito Pérez Galdós
a) Identifica el tipo de personaje de cada uno de los textos anteriores.
b) Explica cómo está caracterizado cada uno de ellos.
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