1.
Hay dos cuerpos
desnudos sobre
el lecho, relajados,
sin prisa, sin
un ruido, sin los coches
rodando por la
rauda Liberdade.
Nada es peor que
los recuerdos cuando
vive el corazón
su amor. ¿A qué volver
la vista a la
memoria
si aún espera la
mujer de siempre
a quitarse los
velos que la velan?
2.
La gloria
cotidiana de Lisboa
no es el fado
con su guitarra ciega
de vino y
amargura, no la historia
de los Panteones
y los estilos
de sus igrejas viejas, no la estatua
de bronce de sus
praças.
La gloria
cotidiana de Lisboa
es la mezcla
inviolable en una Rua
de un palacio y
las ruinas de una casa,
es la antítesis
entre una mesa llena de marisco
y una acera que
sirve de vivienda
a un mendigo con
un muñón al aire
que come sólo el
aire de su olvido.