Cuando sople aquí el viento,
todo el cementerio olerá a romero.
Entre las tumbas pasa
sus horas el domingo de paseo.
La gente habla entre sí
mientras riega las flores de sus muertos.
Y los nichos parecen
patios andaluces por sus tiestos.
Sobre las cruces,
entre tules de cielo,
asoma su presencia el dios del fuego,
el Teide paternal que ampara
la paz del cementerio.
Paz cotidiana
que une a vivos y a muertos
mientras huele a romero
infatigable el viento.
Paz cotidiana
que une a vivos y a muertos
mientras huele a romero
infatigable el viento.
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