Vicente
Aleixandre (1898-1984) nació en Sevilla pero su
infancia transcurrió en Málaga, donde empezó sus primeros estudios. En Madrid
acabó la segunda enseñanza. Terminó Derecho y Comercio y trabajó en una
compañía ferroviaria. Cayó enfermo y se fue al campo para curarse. De vuelta a
Madrid, dedicó su vida a escribir y logró el Premio Nacional de Literatura.
Viajó por varios países de Europa. Fue miembro de la Real Academia y recibió el
Premio Nobel en 1977.
Al principio le influyó Juan Ramón
Jiménez. Pero, inmerso en los postulados del surrealismo, dio a conocer libros como
La destrucción o el amor, donde la
muerte se fusiona con la pasión amorosa, o
Sombra del paraíso, en el que Málaga se convierte en un
edén perdido en el recuerdo del poeta y cobran presencia sus emociones e
inquietudes personales. Finalmente, en Historia
del corazón, entre otros, aparece también el nosotros, la
solidaridad con los demás, sin que por ello desaparezca el amor o la intimidad
del propio poeta.
Federico
García Lorca (1898-1936) nació en Fuentevaqueros
(Granada) en el seno de una familia rica. Estudió Derecho y Filosofía y Letras
en Granada y Madrid. Aquí se instaló en la Residencia de
Estudiantes, donde conoció a importantes figuras de las artes y las letras.
Viajó a Nueva York como becario y volvió vivamente impresionado por la
experiencia allí vivida. A su regreso a Madrid, se hizo cargo del teatro
universitario La Barraca y recorrió
España representando obras de nuestro teatro clásico. Pianista virtuoso y
apasionado del floklore, dio conferencias y recitales de piano. Dramaturgo
excepcional, obtuvo triunfos memorables en Buenos Aires. Fundó la revista
literaria Gallo y colaboró en muchas
de ellas. Murió asesinado al principio de la Guerra Civil.
Con Yerma
o La casa de Bernarda Alba destacó
como dramaturgo. Y como poeta se dio a conocer con Libro de poemas, influido por Bécquer y Rubén Darío. Le siguieron
otros más personales entre los que destacan el Poema del Cante Jondo, que
es una fusión entre lo popular y lo
culto, el Romancero gitano, un canto dramático a la raza
perseguida, convertida en mito, o Poeta
en Nueva York, donde habla en verso libre y multitud de rasgos surrealistas
del hombre condenado a formar parte del engranaje del progreso que lo aniquila.
Rafael
Alberti (1902-1999) nació en el Puerto de Santa
María (Cádiz). Estudió bachillerato en el Colegio de los Jesuitas. Se trasladó
a Madrid para dedicarse a la pintura. Cayó enfermo y se retiró a la sierra de
Guadarrama, donde empezó a escribir poesía. Obtuvo el Premio Nacional de
Poesía. Viajó por Europa y permaneció un tiempo en Rusia. Se afilió al Partido Comunista.
Al acabar la Guerra se exilió a París, Buenos Aires y Roma. De vuelta a España,
recibió el Premio Cervantes y otras distinciones antes de morir.
De su
obra poética destacan, entre
otros, los siguientes títulos: Marinero
en tierra, rico muestrario de formas populares aprendidas en los
cancioneros y romanceros tradicionales españoles; Cal y canto, donde el
humor y los influjos gongorinos se dan la mano para tratar temas e imágenes
modernas propias del Ultraísmo; o Sobre
los ángeles, obra perteneciente
a su etapa surrealista en la que expresa la angustia interior del hombre ante
un mundo amenazante y sin sentido donde impera la crueldad, la ira, la guerra o
la muerte.
Luis
Cernuda (1902-1963) nació en Sevilla. Vivió en
Madrid. Fue lector de español en la Universidad de Toulouse. Apoyó la causa
republicana, lo que, con la Guerra, le obligó a exiliarse a Inglaterra y EEUU, donde siguió ejerciendo la docencia.
Finalmente, se trasladó a Méjico, donde murió.
Toda su poesía está transida de un romanticismo y desarrolla su temática
entre el deseo del poeta de realizarse plenamente como persona y la realidad
limitadora que lo envuelve. De ahí que reuniera su producción poética bajo el
título La realidad y el deseo. Varios
son los libros incluidos en él (Un río,
un amor, por ejemplo, es de temática muy íntima), Donde habite el olvido (inspirado en Bécquer y cuyo título proviene
de un verso del poeta de las Rimas), o Las
nubes , que contiene algunas notas religiosas. También escribió un precioso
libro de prosa poética, Ocnos, donde
echa de menos a su tierra andaluza, y libros de crítica literaria, como Poesía y literatura.
Miguel
Hernández (1910-1942) nació en Orihuela
(Alicante) en el seno de una familia humilde. De niño fue pastor de cabras,
pero su afición por la lectura le ayudó a formarse. Su vocación poética,
temprana, le llevó a participar en las tertulias de su amigo Ramón Sijé. Luego
se trasladó a Madrid, donde con la ayuda de su amigo Pablo Neruda, se abrió
camino en el mundo de las letras y la política. Cuando estalló la Guerra se alistó en las
filas de la República
y se casó. Pero detenido por el bando nacional, fue conducido a la cárcel de
Alicante, donde murió de tuberculosis, después de haber sufrido la muerte de su
primer hijo.
Siguiendo la moda gongorina de la Generación , escribió Perito en lunas, en el que emplea
octavas reales para hablar metafóricamente de objetos cotidianos. Su primer
libro personal fue El rayo que no cesa,
donde trata sus temas más recurrentes: la pasión amorosa, la fuerza de la vida y la desolación
de la muerte; los sonetos que contiene son de una hechura perfecta, pero los
tercetos encadenados de la Elegía a Ramón Sijé no les van a la zaga, pues
forman además de un llanto lírico, un canto bellísimo a la amistad. De temática
muy distinta son otros libros como Viento
del pueblo, donde la solidaridad humana o el dolor de la guerra adquieren
poderosa presencia. Finalmente, el Cancionero
y romancero de ausencias, con estrofas de la lírica tradicional española,
nos habla de la soledad de la cárcel o del amor a su esposa y a su hijo.
Dámaso
Alonso (1898-1990), nació en Madrid, fue catedrático
de Lengua y Literatura españolas y director de la R.A .E. Además de crítico
literario (editó las Soledades, de
Góngora, entre otros trabajos), se distinguió como excelente poeta en obras
como Oscura noticia y, sobre todo, Hijos de la ira, libro que fue un punto de partida para la poesía
desarraigada de la posguerra por sus poemas de inspiración religiosa y tonos
duros y angustiosos que reflejan la situación del hombre que expresa su soledad
ante un Dios que se muestra ausente.
Son también poetas destacados del Grupo
del 27 Manuel Altolaguirre (1905-
1959) y Emilio Prados (1899-1962),
fundadores de la revista Litoral y
ambos exiliados tras la
Guerra Civil. El primero es autor de Las islas invitadas y el segundo, de Jardín cerrado.
Lectura
y actividades
1. Lee los textos siguientes y contesta a
las preguntas que los acompañan:
1.
"Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
(Versos
humanos, de G. Diego)
2.
"Basta, tristeza, basta, basta,
basta.
No pienses más en esos ojos que te
duelen,
en esa frente
pura encerrada en sus muros,
en ese pelo rubio, que una noche
ondulara.
¡Una noche! Una vida, todo un
pensar,
todo un amor, toda una dulce sangre.
Toda una luz que bebí de unas venas,
en medio de la noche y en los días
radiantes.
Te amé... No sé. No sé qué es el amor.
Te padecí gloriosamente como a la sangre
misma.
Como el doloroso martillo que hace vivir y
mata.
Sentí diariamente que la vida es la
muerte.
Supe lo que es amar porque morí a diario.
Pero no morí nunca. No se muere. Se
muere...
Se muere sobre un aire, sobre un hombro no
amante.
Sobre una tierra indiferente para los
mismos besos.
Eras tan tierna; eras allí,
remotamente, hace mucho,
eras tan dulce como el viento en las
hojas,
como un montón de rosas para los
labios fijos..."
(Mundo
a solas, de V. Aleixandre)
3.
"Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas."
(Poema
del Cante Jondo, de Lorca)
a) Enuncia el tema de cada poema. Búscales
un título adecuado. Razona tu respuesta.
b) ¿Qué clase de composición es la de
Gerardo Diego? Escribe su esquema métrico.
c) Analiza la métrica del texto de
Aleixandre (versos, rima, encabalgamientos...)
d) Haz lo mismo con los versos de Lorca.
¿Hay estribillos, versos que se repiten? Explica por qué.
e) Enumera todas metáforas del poema de
Diego. Y luego cita el término real al que se refieren todas.
f) Localiza las anáforas, las paradojas y
las comparaciones presentes en el texto de Aleixandre.
g) Analiza las metáforas, las comparaciones,
las anáforas y las personificaciones del poema de Lorca.
h) ¿Qué tipos de personas hablan en los
tres textos? ¿Son descripciones, diálogos o narraciones?
TEXTO COMENTADO.
Un poema de El rayo que no cesa,
de M. Hernández
"Como el toro he nacido para
el luto
y el dolor, como el toro estoy
marcado
por el hierro infernal en el
costado
y por varón en la ingle con un
fruto.
Como el toro lo encuentra
diminuto 5
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo
disputo.
Como el toro me crezco en el
castigo,
la lengua en corazón tengo
bañada 10
y llevo al cuello un vendaval
sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
SITUACIÓN
A Miguel Hernández se le considera
un epígono del Grupo del 27. Dentro de su apasionada obra poética destaca El rayo que no cesa, un poemario de una
fuerza irresistible cuyos temas recurrentes son la pasión de amor, el dolor, el
destino trágico del hombre y la muerte. En el poema que estudiamos está
presente el destino triste del poeta, nacido para el luto y el dolor.
CONTENIDO
El poeta afirma que ha nacido, como
el toro, varón, y para sufrir (primera parte, primera estrofa). Que posee un
corazón enorme para amar y lucha por lo que quiere con la fuerza del toro
(segunda parte, segunda estrofa). Como el toro acepta su destino de castigo y
lo expresa con toda su pasión (tercera, parte, tercera estrofa). Finalmente,
declara su amor aunque sabe que quedará reducido al deseo y burlado como el
toro (cuarta parte, cuarta estrofa).
ANÁLISIS
La estructura externa del poema
forma un soneto, catorce endecasílabos agrupados en dos cuartetos y dos
tercetos; por lo que su esquema métrico es 11A 11B 11B 11A 11A 11B 11B 11A 11C
11D 11E 11C 11D 11E. Los
encabalgamientos se dan, sobre todo en el primer cuarteto y en los versos 5-6 y
10-11. La comparación con el toro viene ya indicada desde el primer verso del
poema y se va repitiendo al principio de cada estrofa ("como el
toro..."), formando de paso una anáfora que insiste en el tema. Deben
notarse las metáforas del corazón ("el hierro infernal en el
costado"), los atributos masculinos ("por varón en la ingle con un
fruto"), la lengua apasionada y cantarina ("la lengua en corazón
tengo bañada", "llevo al cuello un vendaval sonoro"). Las
aliteraciones son frecuentes ("como el toro estoy marcado...",
"hierro infernal...", "por varón en la ingle con un...",
"Como el toro lo encuentra diminuto...", etc.). Y repeticiones de sílabas
de palabras diferentes ("...diminuto todo...") y de formas verbales
con lexemas comunes ("...te sigo y te persigo..."). Y antítesis que
muestran la fuerza de su contradictorio destino
("diminuto-desmesurado"). Nótese, finalmente, que la comparación con
el toro parece no terminar o, simplemente, dar la vuelta para comenzar sus
quejas (ver el último verso).
CONCLUSIÓN
El hecho de compararse el poeta con
el toro muestra el tono impetuoso y arrebatador de la poesía de Miguel
Hernández. Varón, nacido en el castigo, nacido para amar la vida
apasionadamente y para morir. Parece mentira que en un soneto (jaula para
encerrar las palabras) se haya podido decir tanto.
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