El Arco de doña Urraca, lugar de encuentro entre el pasado y el presente.
Por él pasa aún mi adolescencia... en sueños.
La Taula de Trepucó,
un altar de piedra que a los dioses levantaron los antiguos pobladores de Menorca.
El mirlo que en un jardín de Gandía llamó mi atención más de la cuenta.
Los campos de mi tierra, cuerpo y alma de mi memoria.
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